«No voy a votar porque creo que mi voto no va a suponer un cambio». Habla José Manuel Álvarez, un linarense de 48 años que se encuentra en la cola de la oficina de Correos. En una cafetería cercana, Carmen Cañas apura el desayuno y su respuesta es similar: «Aún no lo sé, pero dudo mucho que vote. Me he cansado de la política y de los políticos. Son todos iguales», declara a este periódico.
El hastío ciudadano hace que las elecciones al Parlamento europeo, que se celebran el próximo 9 de junio, no despierten un interés especial entre el linarense de a pie. Mientras unos reivindican su importancia, otros ni siquiera saben qué se vota. «No sé ni quién se presenta ni para que sirven», reconoce José Díaz, vecino de la Plaza Colón, que desconocía incluso que este viernes empieza la campaña electoral.
Lo cierto es que la abstención ha sido el denominador común en esta cita electoral en Linares desde 1987, cuando se celebraron las primeras en España. A partir de ese momento, el interés fue claramente decreciendo hasta una abstención de casi el 60 por ciento en las citas de 2009 y 2014, por ejemplo. En las últimas, convocadas en 2019, fue más gente a votar hasta reducir ese porcentaje al 41,8 por ciento.
De lo que no hay duda es de que el PSOE ha sido el partido hegemónico en las elecciones europeas en la ciudad minera. Ha ganado en todas, a excepción de las de 1994, en las que el PP fue la fuerza más votada, con 11.400 papeletas, seguida de Izquierda Unida (9.498) y los socialistas (8.599). Bien es cierto que aquellos comicios coincidieron el alarmante desgaste del Gobierno de Felipe González, debido a los casos de corrupción, y con la crisis de Santana Motor.
El partido del puño y la rosa recuperó la confianza de los linarenses y venció en las siguientes, obteniendo una mayoría aplastante en 2019, donde duplicó en votos al PP. Eso sí, con una subida espectacular de Ciudadanos (4.455 votos) y la irrupción de Vox (2.188), habitual caladero de los populares.
La desconfianza en la política, más en un municipio tan castigado como Linares, puede provocar aún más pasotismo con vistas al 9J, teniendo en cuenta que, a diferencia de las citas de 1987, 1999 y 2019 (esta es la última que se ha celebrado) concurrieron con unas municipales; mientras, la de 1994 se desarrollaron junto a unas andaluzas, estas se celebran en solitario.