Los documentos de la época nos dicen que Viriato tuvo un funeral digno de un auténtico rey. Acudieron decenas de miles de personas entre los miembros de sus ejércitos y los compatriotas que quisieron mostrarle sus respetos.
Su cuerpo, ataviado con armas y armadura de gran valor y rodeado por toda clase de ofrendas, se colocó sobre una gran pira que ardió mientras soldados a pie y a caballo daban vueltas alrededor del túmulo.
Tras su muerte, el ejército quedó descabezado y nadie logró reunir suficientes apoyos como para ocupar el lugar de Viriato, el pastor que frenó la conquista romana de Hispania.
Desde este jueves, Ramón Soler Belda comparte su nombre con el guerrero en el callejero de Linares. No hay mejor homenaje para un hombre que defendió con uñas y dientes el patrimonio de su ciudad.
Fallecido el 29 de enero del pasado año a los 61 años a causa de una larga enfermedad, el abogado e investigador local ha recibido el aplauso de los linarenses en el descubrimiento de la placa de la calle por la que era frecuente verlo con ese aire de intelectual despistado, pero siempre con ganas de conversar. Un noble arte que practicaba a las mil maravillas.
A Ramón Soler Belda le emocionaba hablar de Linares, de su pasado glorioso, de su decadencia posterior, y de la incertidumbre del futuro. El estudioso linarense comenzó a desenvolverse en las tertulias y foros en el ambiente de ebullición de los primeros años de la recién estrenada democracia. Era un fijo en cualquier acto relativo a la historia del municipio. Hoy, más que nunca, su recuerdo sigue vivo.
«Ramón Soler era muy amigo de sus amigos, muy amante de su familia, abogado, y una persona muy vinculada a la cultura de Linares en su faceta de escritor», ha destacado la alcaldesa, Auxi del Olmo, en el descubrimiento de la placa acreditativa en la que han estado presentes familiares y representantes de la vida pública de la ciudad.
Muy acertado tu artículo amigo, y te lo dice uno que lo conoció bien. Enhorabuena