Matilde Carrasco Mendoza nació en Arquillos hace 78 años. Cuando echa la vista atrás, recuerda una vida con momentos dolorosos, pero también otros de plena de felicidad. Su matrimonio con Félix Moreno, el nacimiento de cuatro hijos y el amor de sus padres han colmado la existencia de esta mujer a la que le queda, sin embargo, alguna espina clavada, como no haber podido estudiar una carrera. «Eran otros tiempos», resume.
Frente a ella se encuentra el alcalde, Miguel Ángel Manrique Peinado, y la trabajadora social del Ayuntamiento, Marta Ortiz. Desde hace un año recorren las casas del pueblo para entrevistar a los mayores dentro de un proyecto que tiene como propósito recuperar el vínculo intergeneracional.
Del resultado de los testimonios saldrá una pieza audiovisual que será proyectada a los niños y jóvenes de Arquillos para que ahonden en las raíces del municipio a través de sus vecinos más ancianos y sabios. «Lo que pretendemos con esta iniciativa es que el eje de resonancia, de la escucha y la respuesta a través del tiempo no se pierda, y seamos conscientes de la importancia que tienen para la sociedad nuestros mayores», explica Manrique.
El regidor y la técnico municipal han quedado al mediodía con Matilde. Unos días antes ha recibido el cuestionario sobre el que girará la entrevista que se ve alterado por anécdotas y recuerdos que vienen a la mente de la infancia y la juventud en un Arquillos «muy distinto al de ahora», donde el bullicio en las calles reinaba con los puestos de frutas y verduras y los mozuelos pretendiendo en las esquinas a la jóvenes arquilleras.
Matilde se casó muy joven. No tenía más de 20 años cuando contrajo matrimonio con Félix, un hombre alto y apuesto que trabajó principalmente de camionero. De esa unión vinieron al mundo cuatro hijos, por los que ella siente auténtica devoción, al igual que por sus siete nietos y cuatro biznietos, que le dan el cariño y el calor para sobrellevar la ausencia de su marido, fallecido hace dos años.
Como muchos mayores, Matilde reconoce que lo que peor lleva es la soledad. Su única compañía es un perro, la televisión y la visita de algún familiar y vecino. Ella no se quiere ir de la casa en la que ha pasado prácticamente toda su vida. Tiene todas las comodidades y trata de mantener el cuerpo y la mente activa, pero, como es lógico, añora a su esposo y a sus hijos.
Miguel Ángel Manrique graba con su teléfono móvil la conversación mientras Marta Ortiz escucha atentamente. Nadie interrumpe el relato de Matilde, en el que se entremezcla alegrías y penas. La muerte de un hermano y la de sus padres han sido quizá los dos trances más duros que ha tenido que atravesar. No oculta que la marcaron, como también la posibilidad de no estudiar más allá de la escuela.
Su narración no difiere mucho de otros entrevistados. Cree que antes había más respeto y valores entre las personas. Ahora, en su opinión, gozamos de bienes y servicios que hacen la vida más fácil en lo material pero no tanto en lo espiritual.
Básicamente porque en una sociedad acelerada como la actual, no se les respeta como ancianos y sabios, sino que se los abandona como no pertenecientes al tiempo presente y se los relega en su debilidad, encerrados en residencias y apartados de la vida social. «No hemos sabido proteger su vulnerabilidad», reflexiona el alcalde.
De ahí la importancia de este proyecto titulado ‘Historias de vida en Arquillos’, que nació a partir del trabajo de fin de carrera de Marta Ortiz con «el propósito de recabar información histórica y valor social del municipio; situando a las personas mayores como los principales protagonistas, dándole voz y empoderando a los participantes», señala a El Nuevo Observador.
Una vez que se cierren las entrevistas, se editará un vídeo que quedará registrado en el Ayuntamiento como parte del legado del pueblo, al que poder recurrir para conocer más en profundidad a todas esas personas que escrito la historia de Arquillos. Un pueblo con identidad y personalidad de esa Andalucía desconocida.
Fotos: Javier Esturillo
Matitde buena mujer querida por todo el pueblo de arquillos