En el argot policial se conoce como ‘hurto del beso’ o ‘hurto amoroso’, El modus operandi se ha perfeccionado y la vulnerabilidad en la que quedan muchos mayores con la llegada del verano no ayuda. Son abordados en la calle por mujeres jóvenes que utilizan cualquier excusa para acercarse físicamente a ellos: les preguntan dónde está una calle, una tienda o un centro médico. Según cómo sea la respuesta, ya saben cómo operar: si los ancianos son reacios, no hacen nada. Pero si responden con cercanía, pasan a la acción: se sientan a su lado, les pasan la mano por encima, los abrazan… y les roban.
Es lo que le ha ocurrido a un anciano de Linares al que una mujer, de origen rumano, le sustrajo una cadena. El hombre se dio cuenta cuando la asaltante ya estaba lejos del lugar. Denunció los hechos en la Comisaría de la Policía Nacional que ha abierto diligencias para identificar a la sospechosa.
Según ha podido saber este periódico, se trataría de un de un grupo itinerante que ha actuado en otras poblaciones de la provincia, como Úbeda. Esta modalidad delictiva suele tener como víctimas a personas mayores, a las que una mujer joven, principalmente, aborda con algún tipo de excusa. Todo ello con la finalidad de conseguir un acercamiento físico, ya sea dándoles la mano o, más comúnmente, un abrazo.
La habilidad del engaño
Es en ese momento cuando la habilidad de la delincuente le permite sustraer a sus víctimas algún tipo de joya. Los collares, las pulseras y los relojes de alta gama son los objetos más robados. Cuando la víctima se da cuenta de haber sido víctima de un hurto es demasiado tarde, la autora ya se ha despedido y alejado del lugar tranquilamente, generalmente con la ayuda de un cómplice que la acompaña.
Se trata de personas de una gran especialización en cuanto a su actividad delictiva y con una elevada movilidad geográfica, actuando en diversos puntos de la geografía española, lo que dificulta enormemente su detección e identificación.