Linares es ciudad universitaria desde hace casi 130 años, cuando, a propuesta del ministro de Fomento de la época, Aureliano Linares Rivas, se aprobó por decreto, de fecha 18 de noviembre de 1892, la creación la Escuela de Minas, que se fusionaría con la Escuela Industrial en 1976. También contaba con la Escuela de Magisterio Antonia López Arista hasta la llegada, en 1993, de Trabajo Social.
Precisamente, el traslado de esta última carrera al Campus Las Lagunillas de Jaén desató la mayor movilización en defensa de los estudios universitarios en la ciudad. El Ayuntamiento lo asumió como una afrenta del entonces rector de la UJA, Luis Parras, que, a partir de ese momento, se convirtió en el centro de la diana de los furibundos ataques del alcalde, Juan Fernández (PSOE).
Los linarenses no estaban dispuestos a ceder más y se manifestaron multitudinariamente bajo el lema ‘Sí al campus, no al traslado de la Escuela de Trabajo Social’. La cabecera de aquella protesta estaba encabezada por representantes vecinales, sociales, económicos y los portavoces municipales: Juan Lillo (PP), Marta Jiménez (PA) y Emilio Romero (IU), además del propio regidor socialista.
Aquella movilización obligó a la Junta de Andalucía, en manos del PSOE, a negociar con el Ayuntamiento una salida para evitar que Linares se convirtiera en un polvorín. Así, en febrero de 2006, los consejeros de la Presidencia, Gaspar Zarrías; de Innovación, Ciencia y Empresa, Francisco Vallejo; de Empleo, Antonio Fernández, y de Educación, Cándida Martínez, firman el acuerdo para la creación del Campus Científico-Tecnológico de Linares.


Sin embargo, ese compromiso no fue precisamente un camino de rosas, puesto que tardó mucho tiempo en materializarse. La Plataforma en Defensa de los Estudios Universitarios en Linares, de la que formaban parte una veintena de asociaciones y colectivos, no cejó en su empeño y organizó concentraciones, encierros y acciones reivindicativas, secundadas por la comunidad universitaria de Peritos y el resto de la población.
La Junta (PSOE) recibió golpes por todos lados hasta que el 31 de marzo de 2015 se inauguró el Campus Científico-Tecnológico, con una inversión cercana a los 50 millones de euros, aportados en un 72% por la Administración andaluza. El resto fue aportado por el Ayuntamiento y la Universidad de Jaén, cuyo rector, Manuel Parras, tuvo mucha culpa en la culminación de este proyecto.
Linares se ve de nuevo en la encrucijada, después de que la Agencia para la Calidad Científica y Universitaria de Andalucía (Accua) haya emitido un informe desfavorable al al Grado de Ingeniería Biomédica. Un dictamen que impedirá a la UJA, junto a la Universidad de Granada, impartirlo el próximo curso. Este agravio hacia el municipio no ha encontrado, sin embargo, la misma respuesta contundente de toda la sociedad linarense y de sus políticos como sí la tuvo en 2005 y en años sucesivos.