Negocios a contracorriente

Una emprendedora y una veterana comerciante nos cuentan cómo, a pesar de la incertidumbre y las dudas, apuestan por Linares

Por:Javier Esturillo
6 noviembre 2025
María del Pilar Fernández, de La tienda de La Mary, y María Victoria López, de Tejidos El Nido. Foto: Javier Esturillo

La pandemia llegó para cambiar la vida de todos a nivel global. A parte de los efectos sanitarios, el Covid-19 marcó un antes y un después en la economía y en las formas de consumo de los usuarios. El e-commerce cogió impulso y las compras online se transformaron en el método más común para adquirir productos.

A eso se añadió, el florecimiento de los centros comerciales a las afueras de las ciudades, como el Jaén Plaza, en la capital, y el Nevada Shopping, en Granada, donde se asientan las grandes cadenas de ropa, bricolaje y tecnología, además de ofrecer áreas destinadas al entretenimiento. Es decir, no son solo espacios de compra, sino lugares en los que pasar el tiempo libre. La tormenta perfecta para ir, poco a poco, empujando al cierre a las tiendas tradicionales.

La tienda de La Mary

Sin embargo, no todo está perdido. Todavía emergen nuevos autónomos que salen adelante incluso a contracorriente. Es el caso de María del Pilar Rodríguez Fernández. Una joven risueña, natural de La Carolina, que el pasado 1 de noviembre abrió La tienda de La Mary, en la linarense calle Bailén esquina con Gumersindo Azcárate. Allí, en un coqueto y adecentado local, vende dulces, golosinas, frutos secos, bebida y pan artesanal que llega cada mañana directamente del horno.

Por la cabeza de Mary llevaba tiempo rondando la idea de montar un negocio. De la mano de su marido, Juan, con el que reside en el barrio de Santa Bárbara, paseaba por Linares con los ojos bien abiertos en busca de un local que se ajustara a sus necesidades. Y lo encontró hace unos meses en pleno corazón comercial de la ciudad.

Como buena emprendedora y mujer valiente, no se lo pensó. Tiró de amigos, reformó el sitio y lo llenó de vida. «He cumplido un sueño», afirma orgullosa a este periódico. Madre de Aaron y Yumara, se siente en una nube, como una niña con zapatos nuevos. Transmite ilusión y confianza a raudales, y atiende a los clientes con una enorme sonrisa en los labios.

Juan, que está desempleado, la mira con emoción. «Es una luchadora nata», recalca. «Dios ha querido ponernos este negocio en el camino y vamos a trabajar lo que sea necesario para que salga adelante. Nos hemos dejado todos nuestros ahorros», añade la pareja.

No lleva ni una semana abierta y Mary ya se ha granjeado la confianza del vecindario. Mientras otros se repliegan en internet ante las dificultades para sobrevivir en un mar embravecido por las grandes marcas y cadenas, ella se embarcó en un «proyecto maravilloso». «Me siento feliz», remata agradecida.

Tejidos El Nido

En otra de las vías más representativas de Linares, la calle Tetuán, se localiza una tienda histórica: Tejidos El Nido, regentada por María Victoria López Dueñas, que tomó el testigo de sus padres, Manuel e Isabel.

Fundada el 11 de junio de 1972 -año bisiesto-, es todo un ejemplo de resiliencia. En un mundo comercial cada día más exigente y competitivo, donde los peces grandes se están comiendo a los pequeños con demasiada frecuencia, María Victoria mantiene vivo el legado de sus progenitores, quienes le transmitieron los valores y el conocimiento suficiente para no desfallecer ante las adversidades.

Su padre, un hombre sabio y honrado, hecho a sí mismo, le enseñó el oficio desde pequeña, aunque fue con la madurez laboral cuando empezó a trabajar en el establecimiento. El negocio siguió creciendo a un ritmo más que notable en una localidad que, en las décadas de los 70 y 80, llegó a contar con diecisiete tiendas dedicadas al mundo textil. Hoy, no quedan más de tres en pie.

Cuenta con clientes fieles y amantes de la costura que siguen acudiendo cada día para pedirle consejos y recomendaciones. Bien es cierto que la actividad ha decaído bastante y los artículos que comercializa no tienen tanta demanda como antes, pero María Victoria quiere aguantar un «poquito más».

También es consciente de que, tarde o temprano, tendrá que bajar la persiana, porque, entre otros condicionantes, está cerca de la jubilación y no tiene relevo generacional para hacerse con las riendas del negocio familiar.

Mujer entusiasta y cultivada, María Victoria quiere seguir dignificando una profesión, la de comerciante, que aprendió de su padre, del que habla con auténtica devoción y al que echa mucho de menos [falleció en 2020]. Emocionada recuerda: «Ha sido un punto de encuentro para todos. Aquí dábamos consejos, conocíamos a nuestros clientes desde que eran adolescentes. Ha sido familia, confianza y amistad», señala a El Nuevo Observador, para concluir con un «ha merecido la pena».

Fotos: Javier Esturillo

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Antonio Javier
5 horas antes

Bonita y encantadora M Victoria, muy dedicada a su tienda y una histórica comerciante de Linares, se lo merece todo