Daniel Campos escribe desde la vulnerabilidad en ‘Unidad de agudos’

El autor, docente y conocido político de Linares, transforma sus ingresos en el hospital en relatos breves que evitan el morbo y cuestionan los límites del sistema sanitario

Por:Javier Esturillo
Daniel Campos interviene en las primeras Jornadas de Salud Mental, organizadas por el Ayuntamiento de Linares.

Daniel Campos López (Linares, 1979 es un tipo valiente. Desde su juventud ha estado vinculado al mundo de la política como dirigente del PSOE de Linares. Ha sido concejal, parlamentario, diputado provincial, candidato a la Alcaldía y líder de su partido. Es decir, un personaje público expuesto al escrutinio de la sociedad.

Así, a bote pronto, da vértigo, máxime cuando sufres una enfermedad mental que, por momentos, te aleja por completo de la realidad. Durante mucho tiempo tragó saliva, hasta que un día decidió contarlo sin miedo, sin victimizarse, sin sentirse culpable. Ahora, acaba de lanzar el libro ‘Unidad de agudos’ donde escribe desde la vulnerabilidad. Los relatos que describe en la publicación provienen de adentro.

La obra camina por una brecha porosa que topa de frente con las limitaciones de una doctrina psiquiátrica que a veces suele tambalearse fuera de su radio de acción. 

Territorio incómodo

‘En Unidad de agudos. Cuentecillos de ida y vuelta’, Daniel Campos transforma la experiencia del ingreso psiquiátrico en materia literaria sin caer en la autoindulgencia ni en el espectáculo del sufrimiento. El libro se mueve en un territorio incómodo —donde biografía, salud mental y sistema sanitario se entrecruzan— y lo hace desde una voz que conoce la unidad de agudos no como abstracción, sino como espacio vivido en primera persona.

Los relatos nacen de la escritura terapéutica posterior a dos crisis vinculadas a su trastorno bipolar. Desde ahí, Campos recorre el ingreso hospitalario, la medicación, la sensación de impotencia y el esfuerzo por recomponer una vida cotidiana fracturada. La mirada es emocional y directa, a ratos desgarrada y a ratos irónica, siempre atenta a los pequeños gestos y a las grietas que deja la enfermedad en la identidad personal.

‘Unidad de Agudos’ en la estantería de Entre Libros de Linares, donde se puede adquirir.

No da lecciones a nadie

Uno de los principales aciertos del libro es el tono. Campos no escribe para ofrecer lecciones de resiliencia ni para construir un relato edificante. Prefiere mostrar la fragilidad sin adornos, apoyándose en un humor oscuro que señala tanto el absurdo burocrático del sistema sanitario como las propias contradicciones del narrador. La unidad de agudos funciona así como escenario simbólico: un lugar de paso, de estancias breves pero intensas, donde se concentran las crisis más extremas y algunas de las decisiones más difíciles sobre la vida y la muerte.

El resultado deja un poso incómodo. No se idealiza la enfermedad mental ni se demoniza a los profesionales sanitarios, pero sí se exponen las costuras de un sistema saturado y, con frecuencia, deshumanizado. El libro evita los extremos y apuesta por una mirada compleja, que no busca culpables fáciles ni redenciones rápidas.

Exposición pública

La figura pública del autor añade una capa de lectura inevitable. Profesor, exparlamentario andaluz y voz activa en el debate sobre salud mental, Campos ha visto su historia personal expuesta incluso en sede parlamentaria, convertida en ejemplo de la dureza de la depresión y del estigma que todavía acompaña a los diagnósticos psiquiátricos. Que alguien con trayectoria política escriba desde la vulnerabilidad —y reivindique el “vas a sanar” no como consigna vacía, sino como promesa difícil— abre una grieta significativa en la narrativa pública sobre el trastorno bipolar, aún demasiado ligada al tópico del genio excéntrico o del enfermo peligroso.

Unidad de agudos no aspira a la gran novela total ni a una sistematización teórica del sufrimiento psíquico. Su ambición es más modesta y, quizá por eso, más eficaz: fijar escenas, voces y recuerdos, y convertirlos en pequeños artefactos literarios que obliguen al lector a mirar de frente aquello que suele esconderse bajo la alfombra.

En un momento en que la salud mental corre el riesgo de convertirse en eslogan, el libro de Campos se agradece precisamente por lo contrario: no ofrece consuelo fácil ni recetas de autoayuda, sino una escritura que asume la inestabilidad, la medicación, el miedo y la esperanza como partes inseparables de una misma biografía. Y esa honestidad, literaria y política, es probablemente su mayor virtud.

Puede adquirir ‘Unidad de agudos. Cuentecillos de ida y vuelta’ en Entre Libros y en la Papelería El Cid o a través del siguiente correo: unidad.agudos79@gmail.com

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