El Linares apenas ha tenido un par de días para preparar otro partido en la cumbre en sus aspiraciones de mantener la categoría. Tras el empate del miércoles frente al Atlético Sanluqueño, los de Alberto González reciben esta tarde (17 horas) al Nàstic de Tarragona en otro partido vital para la permanencia.
El técnico de Tolox confía en que el sobreesfuerzo realizado ante el conjunto de Manolo Sanlúcar no pase factura ante un rival que llega al Municipal de Linarejos después de tres empates consecutivos, pero que no pierde desde el 26 de enero cuando cayo en su campo frente al Andorra por cero goles a tres. Encadena, por lo tanto, nueve jornadas sin conocer la derrota.
El Linares, por su parte, necesita ganar como sea para hacer buenas las igualada de los dos últimos encuentros y seguir en la senda que conduce a la salvación, en una nueva fecha con enfrentamientos directos en la zona baja de la tabla.
Alberto González se verá obligado a introducir cambios en el once para dosificar las energías de sus jugadores en un mes clave para el futuro del equipo, puesto que serán tres partidos en casa donde decidirá su devenir en la competición.
El Nàstic, por su parte, tiene en Linares una perfecta oportunidad de recuperar su consistencia. En este sentido, es crucial el regreso de Quintanilla a la zaga. El central vizcaíno es un seguro. Un futbolista fiable al cien por cien. Concentrado, intenso y tácticamente inteligente. Una pieza determinante para esa sensación de fortaleza defensiva. Tras dos semanas de baja por la lesión, vuelve al once. La duda es si lo hará junto a Trilles, su compañero en las jornadas previas a la lesión y con los mejores números, o con Aythami, la pareja más repetida.
El regreso de Quintanilla implica que Pol Domingo retorne a su posición de lateral de la que caería Carlos Albarrán, el más perjudicado. La felicidad por la vuelta del defensor vasco contrasta con la preocupación por la ausencia de Manu García, el portero titular.
