El socialista Javier Perales tiene poco más de diez meses para convencer a los linarenses de que la moción de censura que arrebató, el pasado martes, el poder municipal a Ciudadanos y a Partido Popular estaba justificada.
El desafío para él y su equipo de Gobierno, que comparte con Izquierda Unida, es titánico, dada la larga lista de compromisos que debe cumplir antes de las elecciones municipales. Una carga de trabajo extraordinaria que está siendo fiscalizada desde el primer minuto no solo por la oposición, sino por lo más importante: los vecinos.
Javier Perales releva a Raúl Caro-Accino (Cs) en momentos de angustia y desconcierto emocional, en el que el ruido y la presión acompañarán cada uno de sus movimientos. «No nos van a perdonar ni un solo error», reconocen desde el círculo íntimo del exsindicalista. Algo sabido y de lo que son conscientes en la coalición de izquierdas.
El primer gran reto de su mandato será sacar adelante los presupuestos. El alcalde ha dicho en distintas entrevistas que «están más que listos» para que vayan a pleno. Incorporan todas aquellas partidas que fueron suscritas en el acuerdo entre ambas formaciones, entre las que destacan la recuperación del Plan de Empleo Local y la puesta en marcha de un programa de actuaciones en los barrios de la localidad.
La mayoría que aporta Cilu al nuevo Ejecutivo no impedirá su aprobación, como tampoco otras muchas intervenciones prometidas y todas aquellas que dejó encarriladas el bipartito, con dinero procedente de la Junta de Andalucía y los fondos europeos. En este punto, sobresalen las primeras obras en el Parque Empresarial Santana y la reforma integral del Municipal de Linarejos, que son las que más preocupan a numerosos ciudadanos y a los exresponsables de Cs.
Sin embargo, los deberes para recuperar la moral de un municipio azotado por el paro y la despoblación van mucho más allá de esos dos proyectos. Está pendiente de ejecución prácticamente el conjunto de iniciativas recogidas en la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (Edusi); la apertura del mercado de abastos, la gestión de los Next Generation, un verdadero plan de asfaltado y mejora de accesos, la culminación de la oferta de empleo público del Consistorio, que incluye la bolsa de oficios, la adjudicación de las Escuelas Infantiles Municipales, un paquete de medidas de apoyo a sectores tan sensibles como la hostelería y el comercio, ayudas comprometidas a la Semana Santa y al tejido asociativo, amén de la búsqueda de inversores que generen puestos de trabajo, el principal y más urgente objetivo de la Administración local.
En el tintero quedan, como es obvio, otros muchos acuerdos contemplados en el pacto de Gobierno. Es decir, demostrar con hechos que la moción de censura sirvió para algo. Y para ello, PSOE e IU deben marcar las prioridades en la reconstrucción y no dejarse simplemente llevar por las presiones de los más fuertes o del exterior.
A su vez, es hora de restaurar la normalidad institucional, después de unos meses de carta blanca a la judicialización de la política local, además de afrontar el equilibro de poderes entre dos fuerzas de izquierdas. Todo esto bajo la espada de Damocles de una oposición ávida de sangre.
