Mientras las obras de remodelación del Estadio Municipal de La Línea, sufragadas por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, avanzan sin demoras, en Linares no paran de aparecer problemas con Linarejos.
La mayor intervención programada para el campo de fútbol en sus más de 65 años de historia, con un coste de once millones de euros a través del mismo modelo de financiación que en La Línea de la Concepción, solo ha dado un pequeño paso de los muchos que aún le quedan por recorrer: la licitación de la redacción del proyecto, que ahora podría quedar en nada ante el dilema que se ha planteado por las autoridades municipales, construir un nuevo estadio o seguir adelante con la remodelación.
El problema plantea voces discordantes entre la afición, el club y el propio Ayuntamiento. Y no es de fácil solución, porque si algo ha demostrado la experiencia es que el fútbol, además de levantar pasiones, inicia riñas, crea enemistades y se mueve desde la visceralidad, que no atiende a razones.
Sin embargo, la encrucijada en la que se encuentra en estos momentos el sueño de los azulillos de ver su templo remozado, moderno, funcional y coqueto viene por una mala planificación desde el principio. Se empezó la casa por el tejado. La necesidad de acogerse a la subvención del Gobierno autonómico hizo que todo el trabajo se limitara a basarse en ideas anteriores -tomando como referencia el previsto por el Partido Popular antes de las elecciones de 2019- y a encargar un informe previo obligatorio y memoria descriptiva que quedó plasmada en una bonita imagen virtual y en un vídeo promocional sin tener en cuenta las leyes urbanísticas. Se pensó que podría colar y que habría tiempo suficiente para ir corrigendo el desaguisado.
La realidad se topó de frente con el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), máxima norma por la que se rige el urbanismo de cualquier municipio y cuya vulneración constituye graves delitos. Una barrera legal que, como es lógico, nadie está dispuesto a sobrepasar.
El anterior equipo de Gobierno conocía desde finales de 2020 de que las posibilidades de conseguir los fondos autonómicos era más que evidentes. Así quedó puesto de manifiesto en la reunión que mantuvieron los mandatarios locales y del club con el secretario general para el Deporte de la Junta de Andalucía, José María Arrabal, el 4 de diciembre de 2020. Solo dos meses después, el 17 de febrero de 2021, el consejero de Hacienda, Juan Bravo, anunciaba la noticia tras el consejo de Gobierno. La vieja reivindicación de la hinchada minera veía por fin la luz al final del túnel.
Desde aquel día y hasta el 5 de julio de 2022, en el que produce la moción de censura, solo hubo un anuncio más, curiosamente 24 horas antes de perder el poder municipal. En una nota, el todavía Gobierno municipal de Ciudadanos y Partido Popular se limitaba a comunicar que había concluido la fase de tramitación del expediente para realizar la contratación de la redacción del proyecto, algo que ocurrió a mediados del pasado mes de agosto. Y, todo ello, a pesar de que la remodelación era uno de los puntos sobre los que pivotaba el acuerdo de Gobierno suscrito por Cs, PP y Cilu.
Entre medias, en un acto por todo lo alto en el césped de Linarejos, el malogrado consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, dijo de manera pública que las obras podrían comenzar a finales de 2022. El propio presidente del Linares, Jesús Medina, corregiría esa previsión, asegurando, en julio de este año, que los trabajos de remodelación no comenzarían hasta acabada la temporada 22/23, es decir, hasta mayo o junio próximo. El dirigente azulillo si era, por lo tanto, consciente de que los plazos eran más largos de lo que se había dicho en un principio hasta tal punto que no descartaba solicitar una prórroga para acometer la remodelación.
El 2 de marzo de 2022, solo pocos días después de que confirmara la subvención Juan Bravo a Linarejos, el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción informaba de que ya tenía la empresa para contratar las obras, por un valor estimado máximo de 7.251.463 euros (IVA incluido). De esta cantidad, la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía aporta con carácter excepcional una subvención por importe de 5.950.000 euros, casi la mitad que la concedida al Consistorio linarense.
El proyecto básico y de ejecución de rehabilitación del estadio municipal de fútbol del equipo del Campo de Gibraltar fue redactado por los arquitectos José Carlos Galán y Antonio Rodicio, según el anteproyecto elaborado por el Ayuntamiento.
Con una capacidad para 8.000 espectadores, aproximadamente, contará con las lógicas instalaciones de vestuarios, sede social y oficinas, junto a establecimientos de restauración, tiendas deportivas y sala de prensa, además de usos para clínicas deportivas o de rehabilitación. En una segunda fase, se contempla, además, el desarrollo comercial con la apertura de locales en los bajos y entreplantas del estadio. Las obras en La Línea comenzaron oficialmente en junio.
En Linares, por el contrario, se abre otro debate mientras el campo se cae a trozos, porque el anterior equipo de Gobierno no ejecutó intervención alguna de las comprometidas hasta la realización de las obras, salvo un lavado de cara para el partido de Copa del Rey frente al FC Barcelona, la creación de un muro en el lateral de la Preferencia, ante el riesgo de derrumbe, y la colocación de un nuevo césped en detrimento de la ansiada pista de atletismo.
Y, una vez más, los seguidores son los más perjudicados por la burocracia política, más pendiente del interés personal y de las estrategias de mesa camilla que de los verdaderos problemas de los ciudadanos.