Análisis | Turbulencias en el horizonte

La salida de Josefa Pérez del grupo municipal lleva al PSOE de Linares a una situación de fragilidad institucional e inestabilidad política

Por:Javier Esturillo
Javier Perales interviene en la asamblea para la renovación de la Ejecutiva local. Foto: PSOE de Linares

El PSOE de Linares lleva un año para olvidar. No ha levantado cabeza desde que perdió el poder en las elecciones municipales del 28 de mayo. La salida del grupo municipal de Josefa Pérez ha puesto en la picota a la dirección local y abre un periodo de turbulencias en una formación que ha resucitado viejos fantasmas del pasado.

El partido marcó este miércoles sus líneas rojas y dejó claro a la concejal disidente que se expone a la expulsión de la organización si mantiene su decisión de pasarse a los no adscritos. Ese ultimátum se barruntaba antes de conocerse la noticia de Josefa Pérez, sobre la que pesaba la apertura de un expediente disciplinario por su incomparecencia a los dos plenos que se han celebrado esta semana.

Pleno extraordinario celebrado este martes a instancias del PSOE. Foto: Ayuntamiento de Linares

Sin embargo, lo que hizo realmente daño en las filas socialistas fue que no asistiera a la sesión extraordinaria del pasado 4 de junio, convocada a instancias de su propio partido. Sentó tremendamente mal entre sus compañeros de bancada y en buena parte de la Ejecutiva.

El motivo de su ausencia se debe a que trabaja fuera. La joven concejal, debido la falta de oportunidades laborales en su ciudad, tomó la decisión de buscarse la vida en Mallorca. A partir de ahí, su posición en el partido se vio seriamente comprometida.

Recibió presiones internas para que dejara el acta, a lo que se negó en todo momento, y, tras varios enfrentamientos, optó por salirse del grupo municipal y pasarse a los no adscritos, abriendo una grieta en el PSOE de Linares.

Josefa Pérez participa en un acto de partido. Foto: PSOE de Linares

Perfil bajo

Josefa Pérez es licenciada en Historia por la Universidad de Córdoba. Fue de número 10 en los comicios locales del pasado año. Era una de las principales novedades que llevaba la candidatura de Javier Perales.

Es militante socialista desde muy joven, pero su perfil siempre ha sido bajo. De hecho, apenas ha intervenido en la vida municipal, más allá de su presencia en los actos y en los plenos. En uno de ellos fue la encargada de defender una moción para mejorar y proteger el Archivo Municipal. Fuentes consultadas por este periódico dicen que no ha participado más en la actividad del grupo, porque «no le han dejado».

Siempre se ha mostrado como una mujer prudente, que prefiere no dar que hablar, hasta que ha estallado por «discrepancias» con sus compañeros, lo que ha desembocado en una nueva fractura en el PSOE de Linares que se queda con un concejal menos y con una sensación de división que fortalece a sus adversarios políticos, especialmente al PP.

Bandada socialista durante un pleno.

Errores y ausencias

Los socialistas linarenses cargan con una pesada losa de errores cometidos a lo largo y ancho de lo que va de mandato. El más gordo, por su relevancia, se produjo en el pleno de presupuestos. Lo tenía todo a su favor para tumbar las primeras cuentas de Auxi del Olmo, después de que Vox anunciara su voto negativo.

Uno de sus concejales, Juan Olmo, tenía programado un viaje a Nueva York que no anuló para asistir a la sesión, porque calculó mal los tiempos. El equipo de Gobierno se percató de ello y jugó su mejor baza, convocar el debate mientras el edil socialista se encontraba en la ciudad de los rascacielos.

Es verdad que Olmo dejó por escrito que no podía participar en la sesión, pero ya era demasiado tarde. El PSOE trató de enmendar el desaguisado con la incomparecencia forzosa de otros dos representantes, Antonio Coronel y María José Camacho. Una huida hacia delante o una manera desesperada de maquillar ese grave descuido. Los argumentos no convencieron a nadie.

No es la única vez que se han echado en falta a los concejales socialistas en los plenos. El segundo teniente de alcalde, Enrique Mendoza, muy hábilmente, le sacó las vergüenzas al principal partido de la oposición, el pasado martes, durante el debate sobre la modificación del reglamento de funcionamiento del Ayuntamiento, propuesto por el propio PSOE, para que, por ejemplo, se permita participar vía telemática.

Mendoza, abogado de profesión, puso encima de la mesa todas las veces que uno o más ediles del PSOE no han estado en las sesiones plenarias. Según los datos que mostró el representante del PP, la bancada socialista solo ha acudido al completo en cinco de los diez plenos ordinarios celebrados hasta el momento. «Si añadimos los urgentes y extraordinarios, alguno de sus concejales ha faltado a 15 de 25», remató Mendoza.

Tampoco ha ayudado al grupo socialista la marcha de Javier Palacios, quizá el mejor político de la Corporación Municipal, por su talante de persona que escucha y actúa. El PSOE perdía, a finales de octubre, uno de sus principales activos. Un referente por su honestidad y hombre de partido. Un luchador silencioso, reacio a las excentricidades y abierto al pacto. Una baja sensible de la que todavía no se ha recuperado.

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