Es prácticamente imposible adivinar el once del Linares cada domingo. Siempre hay algún que otro cambio en la alineación Alberto González es un técnico de rotación continua. Unas veces forzado por la enfermería, otras por el rival y también por la sensaciones que tiene antes de los partidos. Una práctica que lleva a cabo desde que aterrizó en el Municipal de Linarejos hace tres temporadas.
Tanto es así que todos los componentes de la plantilla han gozado de minutos y de titularidades a lo largo del curso, dando un significativo número de minutos al menos utilizado.
Benítez es un firme defensor de la utilización de la tecnología y del estudio pormenorizado de todos los factores que atañen al fútbol. Un recurso que le permite saber qué jugadores debe dosificar y en qué momento.
Sin embargo, no altera las jerarquías. Lolo González, Caro, Rodri, Fermín, Javi Duarte, Álex Sancris y Hugo Díaz forman parte del grupo de futbolistas con más partidos a sus espaldas y en los que, en principio, deposita buena parte de su confianza, sin desdeñar a otros, por su puesto.
El Linares es un colectivo y crece a partir de ese concepto. Esta política de rotaciones está justificada por la importancia de recurrir a toda la plantilla para motivarla y por el aspecto físico y la prevención de las lesiones, dada la acumulación de bajas que ha arrastrado el Linares prácticamente desde el comienzo del curso.
Eso sí, casi todos los cambios suelen ser estratégicos. Por ejemplo, de un tiempo a esta parte esas rotaciones salen a relucir en el descanso. Es decir que no espera a que avance el partido para alterar el once desde el punto de vista táctico.
El Linares llega al tramo decisivo de la competición en el Grupo I de Primera Federación salvado y con posibilidades de repetir la gesta de la pasada campaña. Va en camino. Por el momento sus números son mejores: suma 51 puntos en la jornada 32, frente a los 45 en la misma fecha de la 21/22.
