Si en las primeras ocho jornadas del curso solamente conoció la derrota en una ocasión, sumando 19 puntos, en las mismas jornadas de este segundo tramo de la campaña el Linares no se está mostrando tan positivamente regular. Ha caído en cuatro ocasiones y manifiesta una debilidad en casa alarmante.
Aunque sigue lejos del peligro, la competición se aprieta por la zona de abajo y obliga al combinado azulillo a lograr lo antes posible los 50 puntos que garantizarían con holgura su continuidad en la categoría. El problema es que el equipo no da señales de reacción.
El propio Alberto González reconoció a la conclusión del encuentro frente al Fuenlabrada, que acabó con derrota por cero goles a dos, que la plantilla da para lo que da, es decir para luchar por no descender.
No hay más. Cualquier otra hipótesis, visto lo visto, es una quimera, máxime cuando hay colectivos como el Ceuta, el Rayo Majadahonda o el San Fernando que van disparados hacia arriba.
«Cuando no tienes esa claridad de ideas y ese acierto y te pasa en varios partidos, no es fruto de la casualidad. No estamos haciendo las cosas como deberíamos», admitió González en sala de prensa.
Y es que el Linares todavía no ha realizado el gran encuentro del torneo. Hay momentos en los que los jugadores parecen hartos de balón y los problemas en defensa son más que preocupantes. «No estamos preparados para algo más». sentenció.
El próximo sábado el Linares entra en la recta final de campeonato en Pasarón ante un Pontevedra que se juega la vida. De caer de nuevo derrotados, las alarmas se encenderían definitivamente en Linarejos.
