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Juan Abad Beltrán

La caída del muro

Juan Abab se congratula de que el proyecto del arroyo Periquito Melchor encare su recta final y concluya un hito histórico para la ciudad que comenzó bajo el mandato de Juan Fernández

Parece que sí. Esa vieja y justa aspiración de derribar ese muro invisible, esa barrera físico-geográfica, no casualmente también socioeconómica, que representa el Arroyo Periquito Melchor entra, por fin, en un proceso, este sí histórico, de culminación.

El famoso arroyo divide a la ciudad como un hachazo. Recuperar el espacio de este cauce en forma de regeneración de la zona no solo actúa en un plano simbólico de acercar los barrios y sus gentes sino que es una estrategia de desarrollo sostenible; con ello se contribuirá positivamente a la drástica reducción de trayectos diarios que redundarán en la calidad del aire, en el ahorro energético y en la reducción de gases contaminantes como emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Periquito Melchor es el lugar último de concentración del vertido de aguas de la ciudad. Era necesario actuar sobre una zona degradada e insalubre por donde discurren las aguas negras, residuales de la ciudad, creando una infraestructura subterránea que las conduzca separadas de las aguas blancas, las pluviales. Luego en la piel, en la superficie, se instalarán las zonas verdes, deportivas y de ocio pertinentes.

La unión de la Avenida del Pisar con la calle Aurea Galindo cerrará el perímetro de fluidas avenidas que circunvalan Linares; se consolidan, de este modo, los proyectos iniciados como finalizar ese eje norte-sur que unirá el Parque del Pisar con el Parque de Cantarranas. Solo resta para completar el trazado, el tramo de vial de aproximadamente un km, que unirá la Carretera de Baños con la calle Debla.

Todo fue posible en parte gracias al proyecto “Linares Progresa” de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible (EDUSI), que es la continuación del Plan “Encuentro entre orillas” (2008/2014) cofinanciado con fondos europeos FEDER, fruto de la eficacia, el trabajo planificado y la perseverancia en el logro de aquel Ayuntamiento. Los fondos europeos son una fuente fundamental de financiación para estos proyectos de desarrollo urbano.

El “Encuentro entre orillas” nos permitió recibir un remanente de 500.000 euros por ello. Supuso el inicio de estas actuaciones que renovaron la ciudad a través de sus periferias: la recuperación de terrenos de Eriazos de la Virgen para convertirlos en Parque Multiusos del Pisar o de la zona junto al Parque Mariana Pineda, que propició la renovación de la conducción del agua en el entorno de Cantarranas, donde se mejoraron las canalizaciones con motivo de evitar las inundaciones que sufría la Fuente del Pisar.

El “Linares Progresa” en el año 2016 consigue una asignación de 10.000.000 euros, y es uno de los 82 seleccionados de entre 269 solicitudes. Un proyecto fiable, creíble, trabajado y bien explicado.
La buena «ejecución» del anterior plan reportó al Ayuntamiento de Linares una inversión extra de 800.000 euros. Era una especie de premio de refuerzo por hacer las cosas bien, en tiempo y forma. Y es que había otras muchas Administraciones Públicas que no sabían ni gastar.

La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) de Fondos Europeos ha favorecido las actuaciones de remodelación y mejora integral de las barriadas. Se pretendía homogeneizar la calidad de las infraestructuras de las diversas zonas locales.

Siempre hubo un colaborador necesario con la Administración Local: La Federación de Asociaciones de Vecinos «Himilce”, interlocutores válidos entre el Ayuntamiento y la ciudadanía, esa organización inclusiva de participación ciudadana cuya finalidad fundamental es la reivindicación para el logro de la mejora en los barrios y por ende, del bienestar general de los vecinos, que por cierto somos tod@s.

Desde hace más de 25 años sus representantes asisten, no sé si se mantiene en la actualidad, con voz aunque sin voto al no ser ediles, a las Comisiones Informativas de la Corporación Municipal de Linares.

Lo demás también lo saben ustedes: Linares, una ciudad que es a las crisis (globales y locales) como Tarragona al Ebro: un delta; en estado de semiasfixia económica pero que no se rinde entre otras cosas porque tiene prohibido rendirse y que sólo pide, como la poeta Amalia Bautista en su poema “Olas” esto:

“Sé que me estoy ahogando, pero al menos
logro mantener fuera la cabeza. Así que, por favor,
no vengas tú a hacer olas.”

Y es posible que Linares esté perdiendo población pero es la nueva paradoja: tenemos menos gente pero más calles; siempre es una buena noticia el nacimiento de una calle: “Palma del Rio”, “Radio Linares” y esta que nos ocupa hoy: la “Avenida del Pisar”; la pobre se sentía inacabada, semidesnatada. Dentro de poco será una calle entera.

Todo esto comenzó y sucedió, no casualmente, mientras en Linares gobernaba un alcalde que se llama Juan Fernández. Cuando se realizaron todas estas cosas y muchas más no mencionadas, él estaba ahí.

Los datos son reales, y con la realidad no se negocia. Quizás si otro/a hubiera ocupado ese lugar también se hubieran hecho, porque nadie es imprescindible, pero nunca se sabrá; aunque yo, como los habitantes de Aýna, el pueblo de “Amanece que no es poco” lo aclamaría de este modo: “alcalde, todos somos contigentes, pero tú eres necesario!”. Él ama la ciudad al tiempo que le duele, y la conoce. Si es cierto aquello de que una ciudad es un libro que se lee con los pies, el “Libro de Linares” lo ha leído infinitas veces.

Ahora anda recuperándose de su espalda, apuñalada por aquellos que creía los suyos. Estos, dentro de poco, el 15 del próximo mes celebran, en el Restaurante “Diputación”, el día internacional del traidor: los Idus de Marzo.

Esperemos, Alcalde, que pronto caiga tu muro…ah, y un recuerdo a Pink Floyd

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