«La gente está loca por salir», asegura el camarero de la Cafería Lemans, en la calle Julio Burell, mientras saca un tercio de cerveza del botellero. Y lo le falta razón. Linares presenta el aspecto de las mejores ocasiones. La Semana Santa siempre está marcada en rojo en el calendario de los cofrades, pero también de los hosteleros. Es quizá la época del año más esperada por lo que representa esta celebración para los linarenses.
La edición de 2022 es más especial si cabe. Por fin, están los pasos en la calle después de dos años de dura pandemia. Además, se han eliminado «de una vez por todas» la mayoría de las restricciones sanitarias, por lo que el ambiente recuerda a los mejores tiempos.
La Semana Santa ha comenzado como un tiro para el sector hostelero. Hace mucho tiempo que Linares no se vivía un Domingo de Ramos como el pasado, con tanta a afluencia de público en los locales. «Está todo el mundo con muchas ganas y hemos notado un incremento espectacular», celebra el dueño de un bar.
La presidenta de la Asociación de Hosteleros de Linares, María Teresa Márquez, reconoce que el arranque de la Semana Santa ha sido «muy positivo» y con vistas al puente festivo las previsiones son «espectaculares», gracias también una subida de temperaturas y predominio de sol.
En declaraciones a El Nuevo Observador, María Teresa Márquez asegura que esta celebración es un «balón de oxígeno» para el gremio tras el calvario de la pandemia, la huelga de transportistas y la descomunal subida de precios.
Pese a ello, el optimismo reina entre los hosteleros. «Creemos que será una Semana Santa en la que el sector se recuperará notablemente», afirma la responsable del colectivo. De hecho, numerosos negocios han hecho acopio de víveres para Jueves y Viernes Santo, así como han reforzado sus plantillas con extras para atender correctamente al aluvión de clientes que se espera en estos días.
Lo importante ahora para el sector es continuar el ritmo con las comuniones, las bodas y otros eventos hasta la llegada de la Feria de San Agustín.
