Parece que fue ayer, pero han pasado ya 18 años de una de las exhibiciones de baloncesto más recordadas en Linares. La protagonizó un jovencísimo Ricky Rubio en la final del Campeonato de Europa de selecciones frente a Rusia. Él solo anotó 51 puntos, dio 12 asistencias, cogió 24 rebotes y recuperó 7 balones, además de forzar la primera de las prórrogas con un triple casi imposible desde el centro del campo sobre la bocina.
Ocurrió el 20 de agosto de 2006, en un Pabellón Julián Jiménez Serrano, completamente lleno que empujó de lo lindo para que España se llevara el oro. «Fue impresionante. Espectacular. Se acaban los calificativos para describir lo que vivimos aquel día», señala a este periódico José Manuel, uno de los privilegiados que vieron aquella increíble actuación del chaval de Masnou.
Su precoz debut en la ACB con 14 años, 11 meses y 24 días marcó un antes y un después en la historia de la Liga. No fue una aparición anecdótica, la producida aquel 15 de octubre de 2005 en Granada, ya que aquella campaña 2005/2006, ya jugó 14 partidos con el Juventut en la máxima categoría.
Aquel verano, con poco más de 15 años, Ricky disputó con la selección española el Europeo sub16, que se jugó entre Linares, Andújar y Martos. Con su debut en ACB, Rubio era uno de los grandes reclamos del campeonato, y uno de los líderes del equipo. En la fase de grupos, España se impuso a Rusia, Alemania y Eslovenia, pasando invictos a la segunda fase.
En esta ronda, se vieron las caras con Serbia y Montenegro, Italia y Francia, y tal y como ocurrió en la fase inicial, pleno de victorias. En semifinales tocó medirse a Croacia, a la que superaron por un contundente 82-106, y con la plata ya asegurada, Rusia era el último escollo para lograr levantar la copa de campeones de Europa.
El partido cumplió con las altas expectativas propias de una final, pero a seis segundos para acabar el duelo, Boris Sprygin anotó una canasta de dos puntos, para situar el 84-82 en el marcador favorable a los rusos. Tras tiempo muerto, Ricky apareció para empatar el duelo a falta de cuatro segundos, situación que obligó al seleccionador ruso a para el partido, y dibujar un último ataque para evitar la prórroga.
Y eso pareció hacer un Teymuraz Babunashvili que anotó un triple prácticamente definitivo que heló los corazones de la afición española congregada en el Julián Jiménez. Ese prácticamente tiene que ver con que el jugador ruso no agotó posesión, y el reloj de partido todavía guardaba alguna décima para obrar un milagro.
La canasta divina llegó, de la mano, como no podía ser de otra manera, de un Ricky Rubio que recibió el balón algo adelantado, y desde medio campo, anotó un triple imposible para el empate a 87, desatando la locura de todo el público, que con las manos en la cabeza, no daban crédito a la inverosímil canasta.
Como es lógico, formó parte del quinteto ideal junto con los aleros Dino Muric (Eslovenia) y Alexander Karpuhin (Rusia) y los pívots Luca Campani (Italia) y Branislav Djekic (Serbia).
Luego vino la NBA y su regreso al FC Barcelona, club en el que milita en la actualidad, a solo dos meses de cumplir los 34 años.