La Policía Nacional investiga la muerte de una pareja, un hombre y una mujer de mediana edad, y la hija de esta, de 16 años, localizados este domingo en su domicilio de la calle Las Descalzas, en el barrio de El Carmelo, entre Girón y la Colonia del Sol, en Linares.
Los cuerpos sin vida de las tres víctimas se encuentran en el Instituto de Medicina Legal de Jaén, donde se les ha practicado la autopsia para determinar las causas del fallecimiento, aunque todo apunta a que se debió a la inhalación de monóxido de carbono por la mala combustión de un brasero de picón -carbón-. Los forenses lo denominan la ‘muerte dulce’, porque produce el fallecimiento de la víctima de forma fulminante y sin sufrimiento.
Los hechos se conocieron a última hora de la tarde de este lunes, pero la pareja y la menor podrían haber muerto durante la tarde del domingo, poco antes de la cena de Nochevieja. Cada uno de ellos estaba en una habitación diferente de la vivienda. Supuestamente, la niña se encontraba en la segunda planta y el compañero sentimental de esta (66 años) y la mujer (41 años) en la primera.
La voz de alarma la dio el padre de la joven. Desde por la mañana del Año Nuevo había tratado de ponerse en contacto con su hija y su exmujer sin éxito. Incluso, telefoneó al compañero de esta con el mismo resultado.
Alertado por ello, se puso en contacto, sobre las cinco de la tarde, con la Comisaría de la Policía Nacional de Linares, que, de inmediato, trasladó la comunicación a las patrullas de Seguridad Ciudadana que fueron las primeras en llegar a Las Descalzas.
Los agentes golpearon en la puerta, pero nadie les respondía. Acto seguido, llamaron a los móviles y se percataron que sonaban en el interior del inmueble. Fue entonces cuando activaron el protocolo de ermergencias.
Los Bomberos llegaron poco después y accedieron a la casa. Según ha podido saber este periódico de fuentes bien informadas, nada más entrar encontraron el cadáver de la mujer y del hombre y a la joven, en la segunda plata.
También observaron un brasero grande en medio del salón, sin cubrir, que fue, en principio, el causante del fallecimiento de los tres. En la cocina, había platos con comida listos para servir en Nochevieja, por lo que la muerte les pudo venir antes de la tradicional cena del último día del año.
Un ‘veneno’ incoloro e inodoro
Supuestamente, fue la denominada ‘muerte dulce’ la que dejó ayer sin vida a estas tres personas en Linares. El monóxido de carbono (CO) es un producto de la combustión deficiente del butano, de cualquier otro hidrocarburo o materia orgánica.
Es sumamente tóxico, y una de la causas más comunes de envenenamiento por aparatos de combustión que funcionan defectuosamente, fueran los antiguos braseros o sean las estufas actuales, según ha explicado un técnico a El Nuevo Observador.
Los primeros síntomas -dolor de cabeza, fatiga, náuseas- ocurren ya a concentraciones tan bajas como 70 partes por millón. Por encima de 200 partes por millón, las personas que lo inhalan pueden perder el conocimiento. Una concentración del 1 por ciento en el aire suele ser mortal.
La hemoglobina es la molécula contenida en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos. La alta toxicidad del monóxido de carbono se debe a que tiene una afinidad por la hemoglobina 200 veces mayor que el oxígeno. Aunque la concentración en el aire sea muy baja, un gran número de moléculas de hemoglobina captan el monóxido de carbono en lugar del oxígeno.
Cuando las moléculas de hemoglobina están ocupadas por el monóxido de carbono, y pese a que el restante sigue transportando oxígeno, la persona se aturde y es incapaz de pensar con claridad. El CO se mezcla bien con el aire, y ni se ve ni se huele.
Hay detectores comerciales que pueden evitar este tipo de tragedias, pero lo único fiable es la precaución y tener ventilada la habitación donde se esté el brasero de picón o las estufas de butano.