La tuna es una de las tradiciones universitarias españolas más antiguas. Es una manera de entender la vida que se prolonga más allá de acabar los estudios. Prueba de ello es la Cuarentuna de Linares, cuyos componentes peinan canas, pero mantienen ese espíritu juvenil capaz de levantar el ánimo a cualquiera. Quienes pertenecen a esta hermandad se sienten tan ligados que nunca la abandonan.
Lo han podido comprobar este sábado en el mercado de abastos que ha cobrado vida y se ha llenado de actividad comercial gracias a la iniciativa impulsada por el departamento de Consumo del Ayuntamiento bautizada con el nombre de ‘Música en la plaza’.
Comenzó la semana pasada con la actuación de la Star Blues Big Band Linares, con un éxito notable, y ha continuado hoy con la Cuarentuna en una mañana primaveral de otoño que ha animado a la gente a salir a la calle y, sobre todo, a animar las compras en el remozado mercado.
Además de su repertorio clásico, en el que no podía faltar ‘Clavelitos’, han tocado un pasodoble dedicado en la ciudad, en el que recorren en su letra rincones como la Plaza del Gallo o el mismísimo Raphael. Como es obvio, a su conclusión, ha recibido una cerrada ovación del público que abarrotaba las instalaciones.
Pero lo importante y más satisfactorio estaba en los puestos, donde se han visto colas para comprar género o disfrutar de una cerveza mientras la Cuarentuna entonaba sus éxitos más recordados.
La programación no se detiene y continuará el próximo sábado, 25 de noviembre, con Barahunda y Entrepinares. El boca a boca y el compromiso de los linarenses con su plaza están recuperando un espacio que poco a poco está levantando el vuelo.
