Tras once meses de obras en la calle Baños, vecinos y comerciantes del centro de la ciudad cuentan las horas para que acaben. El plazo de ejecución finaliza en agosto del año que viene, pero el equipo de Gobierno está convencido de que estarán listas antes.
Se trata de una intervención de envergadura, de las más importantes en materia de canalizaciones de las últimas décadas. Ello ha obligado a poner patas arriba no solo la vía afectada por la intervención, sino otras tantas zonas del entorno.
Los que más cansados están de los trabajos son los comerciantes y hosteleros de la calle Canalejas que han visto reducidas sus ventas sensiblemente debido a los problemas de circulación y estacionamiento que están causando. Juan Miguel Calvo, propietario de un negocio de productos de electrónica y accesorios para móviles, cuantifica las pérdidas en un 30%. «Hay mañanas que no sumo ni 40 euros en la caja», señala a este periódico.
Considera que la Canalejas es una de las calle que más está sufriendo los efectos de la obras debido a los problemas que genera la falta de aparcamientos, lo que redunda en la llegada de clientes de otras poblaciones de la comarca. También se queja de la falta de información. «Por aquí no se ha pasado ningún político para interesarse por nosotros», lamenta.
Los comerciantes han visualizado su malestar con la colocación de pancartas en sus escaparates al objeto de que la ciudadanía conozca su situación. Se trata en su mayoría de pequeñas tiendas y cafeterías.
La próxima semana se reunirán con las Asociación de Comerciantes e Industriales de Linares (ACIL) para trasladarle sus quejas. Mientras tanto, el Ayuntamiento trata de calmar su ansiedad con más actividades de dinamización de la calle durante las fiestas navideñas.