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Los libros de Verónica encuentran una segunda vida en la Casa de la Juventud de Mengíbar

Esta estudiante de Derecho, ha cedido casi un centenar volúmenes de su biblioteca particular para fomentar la lectura entre los jóvenes mengibareños

Por:Javier Esturillo
Verónica Camacho junto a la estantería donde están depositados sus libros en la Casa de la Juventud de Mengíbar. Foto: Javier Esturillo

Verónica Camacho Herrera es una devoradora de libros. En un buen mes, pueden pasar por sus manos hasta cuatro o cinco. La lectura es una de sus mayores pasiones. La descubrió a través de J. K. Rowling y la saga de Harry Potter. Fue tal el hallazgo que, hoy en día, los libros forman una parte muy importante de su vida.

Natural de Mengíbar y a punto de acabar el Grado en Derecho, le encanta también los mercados de segunda mano. Puede tirarse horas en el rastro de cualquier pueblo y ciudad revoloteando por todos los tenderetes.

Fue en Málaga, en uno de estos lugares, donde Verónica ideó una iniciativa para su pueblo: donar los volúmenes que ya se ha leído a la Casa de la Juventud. Para ello, se puso en contacto con la concejal del ramo, Anabel Cruz, a la que la propuesta le pareció «maravillosa».

Y así nació ‘Libros Libres’, que pretende fomentar el intercambio de libros, la lectura entre los jóvenes mengibareños y, de paso, convertir el municipio en una gran biblioteca.

Pilar Acosta, Verónica Camacho y Ángel Fernández en la Casa de la Juventud de Mengíbar.

De momento, el catálogo está compuesto por casi un centenar de ejemplares de distintos géneros, adquiridos por ella, que ahora están ubicados con mimo en una estantería a la entrada de la Casa de la Juventud.

Allí todo aquel que quiere –no importa la edad– puede «tomar el libro que desee, leerlo, cambiarlo y compartirlo», explica a este periódico Verónica Camacho, una apasionada de la literatura fantástica y romántica, de «amores imposibles», apostilla.

Su marido, Cayetano Torres, propietario de una tienda de comestibles –El Pocillo-, fue una de las personas que más le ánimo para desprenderse de forma altruista de un bien tan preciado. Luego encontró como cómplices a Pilar Acosta y a Ángel Fernández, técnicos del departamento de Juventud, que han sido los encargados de colocar y registrar cada uno de los libros y de promocionar la idea en redes sociales.

Verónica confía en que este sencillo método logre crear una comunidad local de lectores y ese olor que desprenden las páginas inunde Mengíbar. «Me hace mucha ilusión este proyecto», reconoce esta joven de 30 años a la que se le hace un nudo en la garganta cuando habla del último libro que ha leído: ‘El tatuador de Auschwitz’, novela de Heather Morris publicada en 2018. «Es muy duro», dice mientras una lágrima recorre su mejilla.

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