Cuentan los más veteranos que en Linares se juega al golf desde mediados de la década de los 60. Tiempos en los que España celebraba la primera Eurocopa de fútbol conquistada ante la URSS o el éxito de Manolo Santana en las pistas de tierra batida de Roland Garros. Por esos tiempos, Severiano Ballesteros hacía de caddie para su tío Ramón Rota. Faltaban aún quince años para que la figura del golfista cántabro fuera portada de la prensa internacional tras ganar el Masters de Augusta y vestirse la chaqueta verde.
Ya se jugaba a este deporte en la ciudad, en un campo rústico de cuatro calles. En 1983, se constituyó oficialmente el Club de Golf La Garza, gran impulsor de la construcción del campo público en el complejo que lleva su nombre. Se inauguró el 7 de octubre de 2000.
Desde entonces la afición por el golf no ha parado de crecer en Linares, donde llegan jugadores de toda Andalucía y parte de Castilla La Mancha cada día a jugar. Aquellos primeros jugadores han encontrado relevo generacional y, hoy en día, son muchos los niños que se forman y practican en La Garza.
Mucha culpa de ello la tiene la escuela pública creada para la promoción del golf entre los jóvenes, principalmente. Los días 4 y 5 de noviembre, el campo linarense albergará un encuentro en el que participarán la escuela de La Garza y las de El Hoyo de Almería y Cartuja de Sevilla.
Esta cita está promovida por la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía y pretende ser una fiesta del golf de promoción, en el que habrá un espacio para la convivencia, la disputa de un torneo (el domingo, 5 de noviembre) y, por supuesto, la ceremonia de entrega trofeos.
