Maridaje de sabores linarenses en el Paseo de Linarejos

Heladería El Paseo es pionera en la provincia en celebrar catas de helados artesanales elaborados con productos de la tierra que se combinan con vino, cerveza o café

Por:Javier Esturillo
21 octubre 2025
Juan Gómez muestra uno de las combinaciones servidas en la cata. Foto: Javier Esturillo

Cuando pensamos en una cata, nuestra mente lo asocia rápidamente al vino o al aceite. Es difícil imaginar esta actividad gastronómica ligada al helado. Sin embargo, existe y comienza a tener su público gracias a un negocio de Linares. La Heladería El Paseo organiza encuentros en la que la propuesta es bien sencilla: combinar bebida con una selección de sabores elaborados con productos de la tierra.

La idea partió del obrador que suministra de helado artesanal a este establecimiento ubicado en el Paseo de Linarejos. El Obrador Helados Estepa empezó a realizar catas en la localidad sevillana con un resultado más que sobresaliente. Juan Gómez, propietario de Heladería El Paseo, exportó la iniciativa a la ciudad minera adaptando la experiencia a alimentos locales muy conocidos que se sirven con vino, café, gin tonic o cerveza.

Los helados se elaboran con productos de primera calidad, en los que se busca el equilibrio y la armonía de los sabores. Y en todo eso, el maridaje juega un papel fundamental. El objetivo hacer que el invitado descubra la composición, donde se prioriza el respeto los sabores linarenses, haciendo que estos sean reconocibles y se expresen con plenitud en cada plato.

María del Monte explica el contenido de uno de los helados presentados.

María del Monte Fernández es la encargada de dirigir con la palabra la cata. Mientras los clientes experimentan sensaciones en su paladar, ella explica sus aromas, texturas y los productos con los que se han hecho los helados.

Las propuestas se preparan y presentan en diferentes formatos, desde la típica tarrina a una copa. Todo cuidado hasta el mínimo detalle para sorprender al comensal. Y bien que lo logra a tenor de los gestos y miradas entre los participantes. «Son sabores diferentes que no te imaginas. La verdad es que es una experiencia única», reconoce Ana Zambrana, que se ha desplazado desde Arquillos con su pareja para probar esta innovación de la cultura del helado, pionera en la provincia, que va más allá del verano.

La reunión se desarrolla en un ambiente relajado para que los invitados lo perciban como un regalo. No hay prisas. Después de cada servicio, se deja reposar para que la mente deje volar su imaginación. «Se trata de buscar la armonía con la creatividad», relata Juan Gómez.

María del Monte es didáctica en las descripciones de los helados, a la que añade una pizca de pasión y simpatía para que el cliente se sienta cómodo y sepa, en cada momento, que está probando. No en vano, estas propuestas armonizan el aprendizaje, el disfrute y la conexión humana. Ella, además, ofrece consejos para degustarlos.

Daniela tiene 8 años y alucina con cada cucharada. Ha llegado de la mano de su madre Leonor, a la que le llamó la atención el cartel con los días de las catas. Este sábado no se lo pensó dos veces y acudió a la cata dispuesta a comerse un helado con sabor a queso, a aceitunas o al dulce más típico de la repostería linarense. «Es una idea genial. Nos ha encantado a las dos, aunque algunos de los sabores te dejan descuadrada», dice Leonor.

En realidad este tipo de encuentros son una ruta gastronómica por Linares, en un lenguaje común para inspirar y unir. «Es la manera que tenemos de reivindicar nuestros productos y mantener la actividad durante todo el año. De momento, estamos muy contentos con la respuesta de la gente», destaca agradecido Juan Gómez.

Quizá uno de los instantes más impactantes de la tarde llega con la cata a ciegas. Los asistentes se tapan los ojos con un antifaz y deben desvelar de qué está hecho el helado. Las reacciones, como es lógico, son llamativas. Al principio de extrañeza, aunque una vez paladeado asienten con la cabeza asombrados.

Las raíces linarenses tienen acento contemporáneo en esta actividad que ha logrado fortalecer vínculos con los clientes y ha tenido un impacto positivo en la propia heladería. «Buscamos la peculiaridad. Tenemos referencias muy conocidas porque hay gente que las reclama, pero nuestro concepto es el de sorprender con cosas que funcionen a la perfección con nuestra forma de entender el helado», sostiene Juan Gómez.

 

Fotos: Javier Esturillo
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