Nael, el niño que vino al mundo en una ambulancia de camino al hospital de Linares

La madre, vecina de Venta de los Santos, se puso de parto en plena Nochebuena y su bebé nació a punto de llegar al San Agustín

Por:Javier Esturillo
La enfermera y la médico junto con la madre y el bebé en el interior de la ambulancia. Foto: Área de Gestión Sanitaria Norte de Jaén

Hay historias con final feliz y la de Nael es una de ellas. El pequeño nació en una ambulancia camino del Hospital San Agustín de Linares, en la madrugada del 25 de diciembre, un día de lo más especial para venir al mundo.

Su madre, de 33 años de edad y vecina de Venta de los Santos, rompió aguas en plena Nochebuena. Las contracciones eran tan fuertes que no esperó y se puso en marcha con dirección al centro hospitalario.

El equipo sanitario, compuesto por la médico Mabel Lisette Peñaloza, la enfermera Sara Said y la técnica en emergencias María Nieto, se enteró del parto a su regreso al consultorio de la pedanía de Montizón, donde estaba de guardia y después de prestar un servicio, sobre las dos de la madrugada, en una residencia de ancianos de Chiclana de Segura.

Fueron los familiares los que advirtieron de que Nael tenía prisa por nacer y, ante el inminente hecho, la ambulancia ni se detuvo. Aceleró el paso e interceptó a la parturienta a la entrada del pueblo. Allí, la subieron en el vehículo sanitario para atenderla y continuar de camino al San Agustín. La doctora comprobó que la mujer ya había dilatado lo suficiente y que el bebé venía empujando fuerte.

A la altura de Vilches, ya se veía la cabeza del pequeño y su nacimiento se produjo en el Cinturón Sur de Linares, a pocos metros del hospital. «La mamá se portó como una campeona y tanto ella como el niño se encuentran en perfecto estado de salud en el San Agustín, donde se encuentran ingresados», relatan a este periódico desde el Área de Gestión Sanitaria Norte de Jaén.

El nacimiento fue coordinado por el Servicio de Emergencias 061 de Jaén. Todo transcurrió a pedir de boca, a pesar de la urgencia y de los nervios propios del momento, gracias a la profesionalidad del equipo de la ambulancia y a la inestimable colaboración de la madre, Rocío García Tribaldo, que no olvidará esta experiencia, ni tampoco el personal sanitario que ayudó en el alumbramiento de una nueva vida.

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