A mediados de la década de los 90 del pasado siglo, Bernabé González Díaz (Baños de la Encina, 1956) pasó por un mal momento en la vida. El día se convirtió en oscuridad y necesitaba un aliciente que alimentara su tiempo y su cabeza de buenas vibraciones.
Decidió entonces meterse en el taller. Allí, armado de cajas de palillos, tijeras y cola, pero, sobre todo, de mucha paciencia, comenzó a reconstruir, a pequeña escala, los más importantes monumentos de su municipio.
Su primera incursión en esta forma de hacer arte o arquitectura, según se mire, fue con la iglesia de San Mateo que, una vez acabada, entregó al párroco para que la rifara. Luego continuó con más edificios hasta completar, prácticamente, el catálogo patrimonial de Baños de la Encina.
La joya de su singular colección es el castillo. Una obra única en la que empleó 13.000 palillos -todos sin punta- y a la que no le falta detalle alguno. «Se la regalo sin encuentra alguna diferencia con el original», desafía Bernabé González, jubilado del sector de la construcción.
Es tal el respeto y afecto que esconde este trabajo, en el que empleó cientos y cientos de horas, que solo lo exhibe para ocasiones especiales. Sus prodigiosas manos fueron capaces de reproducir una maqueta que asombra nada más verla, al igual que ocurre con la ermita de Jesús del Llano, el Molino de Viento o el Ayuntamiento, entre otros edificios. Algunos de ellos cuentan, además, con la peculiaridad de disponer de luz en su interior, lo que genera aún mayor realismo a la pieza.
Están realizadas con exactitud milimétrica. Nada deja a ojo de buen cubero, sino que está estudiado y cuidado hasta el más mínimo detalle. Por ejemplo, para crear la torre de la iglesia de San Mateo calculó la dimensión de cada piedra y luego la pasó a escala. «Estas cosas se aprenden poquito a poco, con mucha paciencia y oficio, y tiempo», precisa el autor.
En el modesto taller del artesano, cada armario guarda material o recuerdos de su pasado junto con su padre Antonio que, durante años, se encargó de mostrar la fortaleza omeya a los visitantes. De ahí, quizá le venga la afición y el enorme cariño a cada uno de los monumentos que han hecho de Baños de la Encina uno de los pueblos más bonitos de España.
Este vecino criado en la calle Santa María ha perdido la cuenta de los palillos de dientes y palos de helado que ha utilizado a lo largo de las últimas décadas en sus obras. Autodidacta y muy perfeccionista, se emociona cuando habla de lo mucho que le ha costado culminar esta colección que, por desgracia, muy pocos conocen fuera de su pueblo natal.
También siente cierta pesadumbre de que las maquetas no estén expuestas en un lugar visible de Baños de la Encina o sean utilizadas en la promoción del municipio. «No creo que sea mucho pedir que valoren lo que tienen aquí. Mi única ilusión es que expongan en vitrinas mis trabajos. Con eso me conformo».», señala.
Bernabé González se siente orgulloso de lo conseguido hasta ahora y se reconforma la mirada cómplice e inocente de su nieto cada vez que se acerca al pequeño museo en el que se ha convertido la nave que tiene a la espalda de su casa, en la calle Fuente.
Ole que arte tienes Bernabé!!!!
Algún día tus obras de arte serán expuestas y muy reconocidas.
Muchísimas Gracias
Ere magnífico y un artista tu vecino de niñez que te quiere a ti y a tus difuntos padres Juan Moreno Nieto
Muchísimas Gracias Juan un abrazo
Enhorabuena por este trabajo tan bonito que haces.
Muchas Gracias
Muchas Gracias, un Beso prima
Enhora buena primó eres un gran artista y estoy muy orgullosa de tenerte y tú sabes que tus padres donde estén están muy orgullosos de tenerte y de lo buena persona que eres un beso muy fuerte
Muchas Gracias, prima un beso
Doy fe del buen hacer y del trabajo de Bernabe fuy compañero de trabajo y compartimos mucha vida un abrazo campeón sigue así por muchos años.