Un camino sin retorno

La (pen) última reyerta del Camino del Madroñal aviva la conflictividad de uno de los barrios más degradados de Linares, infectado por la venta de droga

Por:Javier Esturillo
Esquina de Camino del Madroñal con calle Madroño. Foto: Javier Esturillo

Todavía no ha amanecido y el Camino del Madroñal está tranquilo. No se ve un alma por la calle. Pocas luces encendidas en las casas y solo el canto de un gallo altera la paz que se respira en una zona que pocas horas antes había sido escenario de un tiroteo por una riña entre familias de distintos barrios.

La Policía Nacional sigue investigando lo sucedido este jueves por la tarde, en las que se escucharon varias detonaciones y fue arrestado un hombre con un rifle del calibre 22 acusado de tenencia ilícita de armas.

De momento, poco se sabe sobre las causas, aunque, en principio, no se trata de nada relacionado con drogas, muy presente en este lugar considerado por las fuerzas del orden como uno de los focos del tráfico de estupefacientes de la ciudad y marco frecuente de graves sucesos.

Los disparos ocultan, al parecer, una historia relacionada con un lío entre un vecino de El Cerro con una familia del Camino del Madroñal. A falta de la versión oficial, el tiroteo no guarda relación con los clanes que operan allí y dominan el narcotráfico.

Vehículos policiales en la zona del tiroteo de este jueves. Foto: Javier Esturillo

Un lugar estigmatizado

Sea como fuera, es un lugar estigmatizado. La droga, el desempleo, el fracaso escolar, la pobreza, la delincuencia y la exclusión social marcan el día a día en una parte importante de este núcleo urbano.

Episodios como estos son los que han creado la mala fama de un lugar, donde también residen familias trabajadoras -muchas dedicadas a la venta ambulante- que tratan de salir adelante en medio de no pocas dificultades y que sueñan con un futuro mejor para sus hijos. Para muchas, cada día es un auténtico ejercicio de supervivencia.

El problema es que el Camino del Madroñal ha salido demasiadas veces en los medios de comunicación por los habituales operativos contra la venta y distribución de estupefacientes, pero también por reyertas, peleas y venganzas.

En enero de 2022, una riña entre menores de clanes emparentados acabó con otro tiroteo y la quema de dos coches de gran cilindrada. La Policía recuperó de aquel suceso ocho casquillos de bala de 9 milímetros Parabellum.

A la izquierda, casquillos de bala encontrados en el lugar del tiroteo y, a la derecha, bomberos sofocan el fuego en uno de los vehículos calcinados en enero de 2022.

El hecho que marcó al barrio

El hecho más grave que se recuerda en el barrio ocurrió el 3 de febrero de 2006. Aquel día, Antonio Mallarin caía fulminado de un disparo en la cabeza a los pies de su esposa María en la puerta de su vivienda del Camino del Madroñal. Le habían dado muerte los integrantes de un clan rival, los «Pikikis».

El motivo de la trifulca entre los dos clanes fue la compra de una vivienda y una fuerte discusión en la que la expresión «me cago en tus muertos» desencadenó el trágico suceso.

Un año más tarde, en marzo de 2007 los dos clanes volvieron a verse las caras en Linares. Los Mallarines estaban armados hasta los dientes. Desde la muerte de Antonio les habían jurado a los «Pikikis» el «ojo por ojo diente por diente» y el tiroteo entre ambos clanes se saldó sin heridos. La Policía Nacional decomisó más de veinte armas de fuego a ambas familias.

También en marzo, pero de 2008, cuatro personas resultaron heridas en otra reyerta a tiros entre ambas familias. Uno de ellos con un disparo en el cuerpo. Los otros, con diversos traumatismos producidos al caerse desde los tejados. La Policía llegó poco después al Madroñal para jugarse el tipo. Los agentes, que intentaron ayudar a los lesionados, fueron recibidos a balazos. Los agentes decomisaron un arsenal de armas de fuego y pusieron las esposas a quince personas (nueve “mallarines” y seis “pikikis”).

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Manu
19 días antes

Se excluyen ellos mismos señor Esturillo,no la sociedad.con estos hechos