El Partido Socialista e Izquierda Unida no dan abasto para apagar los distintos incendios que tienen activos en su tortuosa gestión de Gobierno en el Ayuntamiento de Linares. Por acción o por omisión, lo cierto es que la coalición no ha tenido respiro alguno desde que asumió el poder municipal el pasado 5 de julio mediante una moción de censura.
No han pasado más de 72 días de aquel pleno y las crisis se le acumulan en el Palacio Consistorial. La última y más reciente se produce a cuenta de la cancelación de la Asamblea de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas (Aefrh), prevista para el mes de abril del próximo año, que finalmente se celebrará en la localidad burgalesa de Atapuerca.
La concejal de Turismo, Sheila Carmona, achaca esta decisión a «un problema de comunicación» con la organización, mientras le llueven los golpes por todos lados. Como es lógico, la primera en saltar ha sido la oposición a través del anterior concejal del ramo, el popular Enrique Mendoza, quien fue la persona encargada de negociar la llegada del cónclave a Linares. A él se ha sumado Linares Primero, a la espera del pronunciamiento de Ciudadanos y de Cilu.
Tampoco se ha librado de la ira de las redes sociales, un espacio en el que los internautas dan rienda suelta a sus opiniones acompañadas, en más de una ocasión, de descalificaciones e insultos.
La responsable del departamento de Turismo ha mostrado su disposición a reparar este daño económico y promocional de la ciudad. De hecho, está en contacto, tanto con los organizadores como, en breve, con los distintos grupos de las Fiestas Íbero Romanas, con «la intención de solucionar un problema de comunicación, que es lo que nos ha llevado a esta situación».
El equipo de Gobierno se adentra en una selva oscura de potencial inestabilidad prolongada sino comienza a gestionar, de inmediato, los diferentes frentes que tiene abiertos, y que pasan por sacar adelante los 25 millones de remanente y los presupuestos de 2023, puesto que los de 2022 ya se han dado por perdidos ante la imposibilidad de elevarlos al pleno.
Todo ello ante la mirada fiscalizadora de los partidos de la oposición que notan ya la cercanía de las elecciones municipales, por lo que cualquier tropiezo de la coalición puede desembocar en una nueva crisis.
