No hay sensación más placentera para un escritor inédito que tener en sus manos su primera obra. Es lo más parecido a engendrar un hijo. Al menos, lo es para Ana Belén Pardo Rentero, una joven de Linares que sueña con encadenar las palabras hasta convertirlas en poemas desde que era pequeña.
Este sábado, 15 de octubre, presenta, en la Casa de la Juventud, su poemario ‘Derramando tinta’, título que describe a la perfección el torrente de inspiración que acumula la autora de experiencias vividas, sentimientos encontrados y, sobre todo, luminosidad.
A Ana Rentero, que es como la conocen sus amigos y aquellos que la leen, ha sentido en carne propia la beligerancia de la industria editorial para concebir su primer libro. No ha sido fácil, pero ha reunido los apoyos -y arrojos- suficientes para sortear los obstáculos y conseguir plasmar su escritura sobre el papel.
Ella, en declaraciones a El Nuevo Observador, asegura que este es su momento. «Llámalo destino u oportunidad. Llevo año y medio trabajando en marketing digital y esto me ha ayudado para poder aplicar todos mis conocimientos en hacer el libro como a mí realmente me gustaba«, reconoce.
También le empujó el premio obtenido en el concurso de relato corto convocado por el Ayuntamiento en 2020 con la historia ‘¿Dé dónde vienen las estrellas fugaces?’. Quizá fue el impulso que necesitaba para asumir que los astros estaban alineados para adentrarse en el difícil mundo de la literatura.
Ya con el libro editado, y a pocas horas de su presentación en sociedad, todo son nervios en el estómago de Ana Rentero. No obstante, le queda tiempo para los agradecimientos a la concejal de Juventud, Paqui Díez, por poder facilitarle un espacio para tan insigne instante, y a todos los que, de una manera u otra, ven en ella talento, creatividad y pequeños ríos de esperanza en la poesía.
El sábado no estará sola, obviamente. Le acompañarán amigos, familiares, ávidos lectores y la cantante Elena Navarrete, que amenizará con su voz y su arte el acto. Ana Rentero podrá decir, a partir de ese momento, que hizo lo correcto después de corregir ese error de paralaje entre la pregunta «¿a qué te dedicas?» y la respuesta «soy escritora».
