Decía el poeta Gabriel Celaya que «educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar y poner todo en marcha». La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de la Estación Linares-Baeza ha logrado ese objetivo con algo tan tradicional como los pasitos infantiles de mayo.
Era la primera vez que los vecinos de la Entidad Local Autónoma veían por sus calles procesionar el futuro cofrade del pueblo. Porque, en rigor, la Semana Santa no empieza por los sones negros de la muerte de Cristo, y ni siquiera por La Borriquilla, sino por la algarabía infantil en plenas Cruces de Mayo, por la inocente alegría de tantas cruces sin crucificado, por la ingenua ilusión de ser capataces sin haber hecho siquiera la Primera Comunión.
La hermandad logró implicar a una treintena de niños y niñas, que con la ilusión por bandera sacaron en procesión la imagen de la Virgen de la Antigua, propiedad de Óscar Machín que la cedió para esta ocasión tan especial.
Ante la atenta mirada de sus familias y vecinos, los pequeños llenaron de fervor las calles de la Estación en un desfile que contó con el acompañamiento del Grupo Parroquial de la Borriquilla de la Estación Linares-Baeza y la Hermandad del Descendimiento, que colaboró con la cesión del pasito, mientras que Dolores Díaz hizo lo propio con los dos faroles plateados que enriquecieron el pequeño trono.