Son muchos los momentos de los últimos meses que hacen a Melchor Villalba Lechuga sonreír al volver a ellos. Su vida ha sido frenética de un tiempo a esta parte, hasta tal punto de que hace poco más de un año no se imaginaba como alcalde de la Estación Linares-Baeza. «Ha sido una locura», asegura a El Nuevo Observador a las puertas del Ayuntamiento, donde nos recibe antes de que una mujer mayor interrumpa la conversación para preguntarle por unos papeles. «Antes de que acabe el mes, los tienes», le responde amablemente.
Tiene 24 años y es el regidor más joven de la provincia, junto con su homóloga de Chilluevar, Mairena Martínez Gómez. Es periodista, una formación que le ayudó mucho a la hora de conectar con sus vecinos a través de distintos canales. Sin embargo, lo que más le gusta es la calle. «Para conocer a tu gente, tienes que conversar con ellos. Tratarlos, sentirlos», resume.
Es una persona cercana y muy clara en la exposición de sus ideas y en los proyectos en los que participa. Como político cree en el diálogo y considera que el trabajo en equipo es necesario para que una Administración funcione.
Pero no se lleven a engaños. Pese a su juventud, no cede ni un milímetro cuando se trata de defender los intereses de los estacioneros. Ahí, tocamos en hueso. Quizá porque es emocional. Afronta cuatro años en los que quiere darle la vuelta a la Entidad Local Autónoma como un calcetín.
Para ello, cuenta con un grupo de compañeros con los que sintoniza nada más mirarse a los ojos. Le mueve «la ilusión y la confianza» de un «pueblo con muchas posibilidades». Ganó las elecciones municipales del 28 de mayo con una amplísima mayoría, bajo la marca Independiente por la Estación.
—En unos días, se cumplen dos meses desde que tomó el bastón de mando de alcalde. ¿Qué ha cambiado en la Estación en este poco tiempo de mandato?
—Principalmente, en el respaldo de la gente. Todas las actividades que hasta ahora hemos propuesto no solo han ido bien, sino que han sido un éxito de participación. Como entenderá, aún es pronto para hablar de cambios importantes y de proyectos de mayor calado, como pueden ser el Museo del Ferrocarril, la Casa de la Juventud, la nueva rotonda… Todos ellos requieren de más tiempo.
Pero la sensación que tenemos de los vecinos es de ilusión, de confianza y de optimismo en el futuro. La conexión con los estacioneros es total. Les estamos proporcionando alternativas para los fines de semana, además de mantener un contacto directo con ellos a través de distintos canales para conocer sus inquietudes y necesidades. Nuestro reto es seguir respondiéndoles desde una Administración cercana en la que su alcalde es el primero en colaborar en las actividades para que salgan bien.
Mi equipo y yo tenemos claro que debemos dar ejemplo para fomentar la participación ciudadana. Si quieres que la gente confíe en ti, necesitas involucrarte al máximo. Debemos liderar esa participación, pero siempre desde dentro.
—Es decir, tiene mucho trabajo por delante…
—Ni se imagina. El alcalde debe dar ejemplo para que la ciudadanía participe, y escuchar mucho, además de proponer. Llegará un momento en el que sepamos qué necesitan los vecinos y qué es lo mejor para ellos a la hora de programar una actividad.
—Por ahora, vive una ‘luna de miel’ con sus vecinos que, en algún momento, acabará. ¿Es consciente de ello?
—Por supuesto. Pero vamos a tratar de reinventarnos cada día para cumplir nuestros compromisos. Lo haremos de la mano de los vecinos, escuchando. Lo estamos haciendo con las asociaciones que son las verdaderas vertebradoras de la vida de la ELA.
Creemos, además, que la ayuda que reciben del Ayuntamiento es insuficiente y esto impide puedan desarrollar su labor en condiciones. Sin embargo, vamos a darle la gestión de las actividades a ellas para que puedan ser autosuficientes, sin dejar a un lado nuestra función de servidor público. Pensamos que esta línea de actuación permitirá que el dinero que obtenga revierta directamente en ellas y en el pueblo.
Lo que tengo claro es que sin escuchar a los colectivos, ni a los vecinos, es imposible que la Estación progrese. Tenemos claro que nosotros estamos de paso, pero lo importante es abrir caminos que sirvan para futuro gobiernos. Lo sabe muy equipo y ya les he advertido de que no todo serán buenas palabras. Debemos estar preparados para la crítica y para reestructurar nuestras funciones en un momento dado.
—¿La alcaldesa de Linares le escuchó en la reunión que mantuvieron?
—Quiero creer que sí. No obstante, no podemos dejar pasar el tiempo y basarnos solo en buenas palabras. Estas suenan bien, siempre y cuando se materialicen. Les estoy dejando su espacio, pero, como ya le dije a ella, la Estación tiene unos objetivos que vamos a cumplir, porque así lo han hecho otras ELAs. Sería difícilmente entendible que una de las mayores de Andalucía y la más grande de Jaén no lograra.
Trataremos que esos desafíos se consigan bajo el diálogo y el consenso, y con seriedad. Sin prisa, pero sin pausa. Esta vía pasiva la agotaremos hasta que se cierren todas las puertas por la falta de cumplimiento. Y ya le digo que no tendré problema alguno en pasar a la vía activa si llegamos a ese punto. No amenazo a nadie, solo advierto de que este alcalde se debe a las personas que votaron ampliamente el pasado 28 de mayo, como las que no lo hicieron. Al 2027 tengo que llegar con unos objetivos cumplidos o al menos intentar que sea así.
—Uno de los mayores problemas de las entidades locales autónomas es la financiación. ¿Son suficientes los 430.000 euros que recibe de Linares?
—No, porque somos la ELA más grande de la provincia y no somos una ELA común. No sé cuántas ELAs hay en Andalucía que tengan un río, una de las estaciones de ferrocarril más importantes de España, que hemos dejado morir entre todos, y un nudo logístico de la relevancia del nuestro. Hablamos de muchos puestos de trabajo y de 1.300 habitantes que, precisamente, no pagan unos impuestos baratos. El estacionero paga los mismos impuestos que un vecino del centro de Linares.
No nos podemos seguir rigiendo por un convenio que está obsoleto. Nos debemos sentar de nuevo y analizar con la ley en la mano cuáles son los impuestos que el Ayuntamiento de Linares tributa de la Estación y qué es realmente lo que nos merecemos.
Esto no es cuestión de diputaciones, ni de provincias más ricas o más pobres, sino de una ley que establece la cantidad que se debe repartir. Vamos a luchar para que se cumpla esa ley, porque claramente la Estación recibe un presupuesto ridículo de Linares.
—Ha hablado del nudo logístico. ¿Solicitará el ingreso de la Estación en la asociación Puerta de Andalucía?
—Soy alcalde y quiero estar presente en todos aquellos foros de debate que afecta a la Estación Linares-Baeza. Aquí, este pueblo, hay personas que saben más del puerto seco y de otros asuntos que la mayoría de los políticos. Estas son las personas a las que hay que llevarse a las reuniones y a las que es necesario escuchar.
Por supuesto que quiero formar parte de Puerta de Andalucía, pero somos un núcleo de población tan olvidado que no cuentan con nosotros para casi nada. Eso debe cambiar, como hemos logrado, en dos meses, que no salga en los medios el binomio Linares-Baeza y cocaína. Es un esfuerzo titánico que no podemos acometer solos. Tenemos que ir de la mano con su Ayuntamiento matriz.
En este punto, le he solicitado a la alcaldesa que invite a este alcalde a los plenos de Linares, donde se aborden cuestiones relacionadas con la Estación, porque creo que algo tendré que decir, aunque sea en el apartado de ruego y preguntas. El alcalde de esta ELA debe estar en los actos de Linares. A día de hoy, solo estuvimos en el día del patrón de la Policía Local e invitados por el intendente jefe.
—En esta línea, ¿considera que la Estación se ha visto desplazada durante demasiado tiempo?
—Rotundamente sí. No sé si a una situación de comodidad por parte de mis antecesores, de política interesada en vez de interesante o, simplemente, por dejadez. En campaña, me encontré con personas que no sabían que en Linares-Baeza había más cosas que una estación de tren. Hay gente que ni siquiera sabía que teníamos un Ayuntamiento propio. Es más, me voy a Linares y le aseguro que más de un ciudadano no sabe que somos una ELA.
Hasta las pedanías van acompañadas de su núcleo principal. Baste como ejemplo Torreblascopedro y Campillo del Río, Arquillos y El Porrosillo o Rus y El Mármol. ¿Por qué no ocurre lo mismo aquí? ¿Por qué no podemos organizar actividades de manera conjunta? ¿Por qué los ciudadanos de la Estación no pueden participar de las programaciones de Linares? Nos separan solo cinco kilómetros.
Es difícil ver, por no decir imposible, a representantes de Linares en los actos que organizamos aquí, con o sin invitación. No le digo ya, que nos inviten a nosotros.
—Veo que quiere reducir distancias.
—Obviamente, si no podemos tener la independencia como municipio, es necesario tender puentes. Lo que no podemos ser es ese hijo al que queremos para unas cosas y para otras no. Y mucho menos darle 30 euros para que sea autónomo cuando se sabe perfectamente que es imposible. Hay veces, en los que hay que achuchar un poco más.
Nos dijo la señora Del Olmo, que aquí no vienen ciertas actividades que se celebran en Linares porque son competencia nuestra, pero cuando hablamos de este asunto se divaga bastante, sobre todo con un convenio de 1987. Si hablamos de competencias, hay que hacerlo de manera seria y responsable. Lo que es mío que sea para siempre, no cuando convenga. Si Festejos es mío, lo es para todo, al igual que si Infraestructuras es de ellos, lo sea de la misma manera.
—¿Cómo se debe reflejar ese protagonismo que solicita?
—Exigiendo que la Estación esté representada en todo aquello que le favorezca, desde reuniones sectoriales a actividades culturales. Quiero que la gente sepa que este pueblo es un sitio agradable, abierto a todo el mundo, en el que se vive muy bien.
Y solo espero que los políticos de Linares no vengan aquí a pasearse o solo un mes antes de las elecciones. Sé que hay políticos que vieron en campaña y no volverán hasta mayo de 2027. Seguramente esos mismos políticos que visitan más Girón, La Paz o Arrayanes que la Estación. Esto no es un barrio más, sino una Entidad Local Autónoma dependiente del Ayuntamiento de Linares.
—¿Quién fue la primera persona a la que le comunicó que se iba a presentar a las elecciones?
—Fue a Alberto de la Torre, el quinto en la lista de Independiente por la Estación. Este proyecto nace a raíz de una conversación con Adrián Ruiz, de Alma Minera, quien me propone la candidatura por la Estación.
En un principio, pensé en que sería complicado, pero, con el paso del tiempo, Alberto me animó para que armara un proyecto serio y responsable con vistas a las elecciones. Él vive aquí y es un enamorado de su pueblo. Bueno que al final me convenció, y sin tener ni siquiera unas siglas, comencé a crear un equipo, porque entiendo que tú debes elegir a la gente que te acompañe y no dejar que un partido te la imponga. A partir de ese momento, nace Independiente por la Estación, de la mano de Alberto de la Torre.
—¿Qué notaba que fallaba en la Estación?
—Había una falta de conexión y de escucha entre el Ayuntamiento y la ciudadanía. Veía que la Estación moría y, además lo hacía, marcada por un estigma que nada tiene que ver con la realidad. Me dolía que la imagen de este pueblo estuviera siempre relacionada con la droga o el narcotráfico. Quiero cambiar las cosas para que la gente desee vivir aquí, como todos los jóvenes que conformamos Independiente por la Estación.
—Ese cambio pasa, según sus palabras, por abrir el Ayuntamiento de par en par a los vecinos.
—No le quepa la menor duda y así se lo transmito a ellos. Ya les he dicho que si en algún momento no se sienten escuchados o representados como se merecen, tienen plena libertad para decírmelo, porque, precisamente, si estoy aquí es para romper con esa enorme distancia que existía con el anterior Ayuntamiento. Solo soy el portavoz de las 1.300 personas que residen aquí. Este es un proyecto abierto. Todo el mundo tiene cabida en él. Queremos que estemos todos unidos a través de la participación activa, de la eliminación de los estereotipos y que esto deje de ser una simple estación de tren.
—¿Independiente por la Estación se plantea a largo plazo participar en la política de Linares? Dicho de otro modo, estar dentro de la Corporación para cambiar las cosas.
—Es una de las posibilidades, pero como comprenderá, ahora mismo, no es fácil pedir el voto a los vecinos de otras zonas. Ahora bien, cuando esa gente vea la transformación de Linares-Baeza y los cambios que hemos conseguido, las cosas serán diferentes, porque quizá quieran lo mismo para sus barrios.
—La comparación con Cilu le molesta.
—Lo que pienso es que el municipalismo siempre molesta. El municipalismo bien hecho llega para quedarse. No es nada sencillo luchar contra gigantes, pero con trabajo se logran victorias.
Está claro que los partidos municipalistas no solo incomodan, sino que desestabilizan a los grandes partidos. Sin ir más lejos, el Partido Popular ha perdido de manera contundente la Estación por una formación independiente. Lo mismo que ha sucedido en Espeluy o en Jabalquinto.
—¿Duerme con la conciencia tranquila?
—Tranquilísima. En primer lugar, porque he aceptado que no se puede contentar a todo el mundo y porque estoy implicado al máximo con mis vecinos, desde que me levanto y hasta que me acuesto. Me paso la mañana y la tarde en el Ayuntamiento, donde existe una jerarquía bien definida y clara, le pese a quien le pese. Esto no impide que el alcalde se remangue cuando sea necesario. Es algo que no me cuesta.
En estos momentos, el Ayuntamiento, con sus trabajadores, funciona a toda máquina, mientras que seguimos trabajando en proyectos para el pueblo. Estos se harán públicos cuando estén cerrados. No se puede engañar más a los vecinos. Anunciar cosas que luego no se pueden ejecutar, no es bueno ni para mí, ni para los estacioneros.
Fotos: Javier Esturillo
