El 11 de marzo de 2018 las ilusiones de un buen puñado de placeros se vinieron abajo junto al mercado de abastos de la Plaza de Santiago, transformado en ruinas después de que la lluvia y las fuertes rachas de viento lo destruyeran. A partir de ese momento, se puso en marcha la cuenta atrás para que Linares recuperara la plaza.
Ante la inviabilidad de levantarlo de nuevo, se pensó en rehabilitar el de frutas y verduras que está enfrente. Sin embargo, no fue un proceso sencillo. Una mala planificación, problemas con la empresa constructora y precipitación a la hora de reabrirlo causaron una sensación agridulce entre los minoristas y el público cuando recobró la actividad.
Devolverlo a la vida es el objetivo del concejal de Consumo, Antonio Luis Hervás. No hay día que no se dé una vuelta por las instalaciones, charle con los comerciantes y compruebe que todo está en orden. «Es una de mis mayores preocupaciones como responsable del área«, reconoce a este periódico.
Antonio Luis Hervás es un hombre de fuertes convicciones. No se rinde fácilmente y ha convertido el mercado de abastos en un desafío casi personal. «Linares quiere de vuelta su plaza y vamos a hacer lo imposible para que la tenga», dice convencido.
Por el momento, se están dando pasos para ello. Carnicería Rodri se ha incorporado a la nómina de comerciantes instalados en el moderno edificio. Pronto, le seguirán tres más, entre ellos un puesto de frutas y verduras. De este modo, la plaza cubrirá más del 70 por ciento de los espacios destinados a la venta. «Poco a poco, y con mucho trabajo, estamos consiguiendo llamar la atención para más profesionales se sumen a este proyecto», recalca Antonio Luis Hervás mientras comparte café y tertulia con el propietario del bar de la plaza.
Más allá de eso, aún quedan asignaturas pendientes, como la climatización y la apertura del aparcamiento al público. «Ya estamos inmersos en ello. Los presupuestos del próximo año cuentan con una partida específica para la climatización, y respecto al parking estamos culminado todos los trámites para que esté operativo lo antes posible», apunta.
Combinar los puestos con propuestas novedosas de ocio es otro de los retos. Se ha empezado por actuaciones musicales cada sábado. Este 25 de noviembre tocan Barahunda y Entrepinares. Y, durante las fiestas navideñas, habrá dinamización infantil. «Es necesario activar a la gente. El resultado hasta ahora está siendo muy bueno», reconoce.
«Los linarenses tienen muchas ganas de plaza»
A un paso del responsable municipal, se encuentra Beatriz Rivero, que regenta la única pescadería del mercado. Tiene el mostrador repleto de género fresco que ha llegado esa misma mañana procedente del puerto de Motril, a donde acude su marido, Manuel, cada día, a primeras horas de la madrugada. Ella llega al negocio sobre seis y cuarto de la mañana. Le acompaña su hijo. Monta el puesto y lo deja listo para la venta.
Es una mujer con carácter, curtida y con don de gentes. Se sabe el nombre de sus clientes y con solo mirarlos se hace una idea de lo que quieren. Tiene la experiencia que dan los años y el trato humano. Habla con pasión de su oficio y más aún del mercado. «Los linarenses tienen muchas ganas de plaza. Lo noto cuando hablo con ellos. Entre todos debemos arrimar el hombro para se llene», asegura con un optimismo desaforado.
Beatriz Rivero no para un segundo. Va de un lado a otro. Si no tiene clientes, adecenta su puesto o prepara encargos. Siempre está activa. Echa de menos a su hija. La tiene en Granada estudiando Filología Hispánica, después de acabar la carrera de Piano. «Ahora empieza el doctorado y habla cinco idiomas», apostilla con el orgullo propio de una madre. Beatriz es un ejemplo de profesional y de mujer. La pueden encontrar nada más acceder al mercado por la puerta principal. Les regalará una sonrisa.
