Cuando la prioridad es salvar vidas

El Nuevo Observador habla con los policías nacionales de Linares que entraron en una casa en llamas para rescatar a una pareja de ancianos

Por:Javier Esturillo
Tres de los cuatro agentes que le salvaron la vida a una pareja de ancianos en Linares. Foto: Javier Esturillo

Tener en tus manos la vida de una persona implica una gran responsabilidad. En décimas de segundo hay que tomar una decisión. No se puede dudar. Son momentos dramáticos, de extrema excitación y tensión. La finísima línea que separa la vida de la muerte depende de la determinación con la que se actúe.

Cuatro agentes de la Comisaría de la Policía Nacional de Linares ni se lo pensaron cuando, el pasado 12 de diciembre, accedieron a una vivienda en la que se había originado un fuego en la cocina. Asumieron el riesgo sin medir su propia integridad.

Todo ocurrió sobre las doce del mediodía. Varias llamadas habían alertado al 112 de un gran incendio con la posibilidad de que hubiera personas atrapadas en el interior de una casa. Hasta el lugar se personaron, casi al mismo tiempo, dos patrullas de Seguridad Ciudadana.

Los cuatro funcionarios, uno de ellos en prácticas, fueron conscientes de que la situación era compleja nada más comprobar el panorama. «Veíamos salir mucho humo por la ventana. La gente que estaba en la calle nos comentó que en el inmueble vivían dos personas mayores, una de ellas impedida», relata a este periódico uno de los agentes.

Foto: Javier Esturillo

De inmediato, llamaron al portero, pero nadie les respondía, por lo que pasaron a la acción: rompieron parte del cristal de la puerta de acceso a la casa y subieron a la primera planta, donde, en teoría, debían encontrarse las dos personas atrapadas.

Una vez dentro de la vivienda, localizaron, en primer lugar, a una mujer mayor aturdida. Dos policías la sacaron al exterior, mientras que los otros dos se adentraron en las entrañas del inmueble.

Guiados por las indicaciones de la señora se dirigieron al final del pasillo, donde en una habitación se hallaba el hombre, con tan mala fortuna que las instrucciones dadas por la mujer eran equivocadas y lo que abrieron fue la puerta de la cocina que estaba completamente en llamas.

Estado en el que quedó la cocina del inmueble. Foto: Policía Nacional

Desde el fondo, un compañero les advirtió de que el hombre se encontraba en el salón. Allí lo vieron sentado frente a la mesa envuelto en humo sin poder moverse, debido a que sufre varias patologías. «Lo más rápido y práctico en ese momento era cogerlo en volandas con la silla y sacarlo de allí a toda velocidad, y fue lo que hicimos», recuerda el oficial, natural de Ciudad Real y a punto de cumplir 22 años en el Cuerpo.

Para ese instante, tres de los cuatro agentes ya habían inhalado humo, puesto que entraron sin protección. «No te paras a pensar. Actúas sobre la marcha. Sabes que en juego está la vida de esas personas. Nos preparan para esto», señala.

Tanto la pareja de ancianos como dos policías tuvieron que ser atendidos en el Hospital San Agustín con problemas respiratorios por inhalación de humo. Por suerte, su decidida y arriesgada intervención quedó en un susto, pero pudo ser una tragedia.

Foto: Javier Esturillo

Ninguno de los tres se siente cómodo hablando de ellos mismos ni les gusta ser los protagonistas de nada. «Es nuestro trabajo», insisten una y otra vez, a pesar de que no es la primera actuación de riesgo en sus carreras. De hecho, el pasado año, el oficial y la agente lograron salvar la vida a una persona de mediana edad que entró en parada cardiorespiratoria en un piso de la Plaza Colón. Sin dilación alguna, comenzaron a realizarle la reanimación cardiopulmonar (RCP) mientras solicitaban la presencia de los servicio sanitarios. Consiguieron que recuperar las constantes vitales del hombre.

«Desde el segundo cero, pones en práctica los conocimientos que has adquirido. No te planteas otra cosa», subrayan. «Lo más gratificante es hacer bien tu trabajo, más allá de lo que implique», añaden. Son la esencia de la Policía Nacional, fruto de la vocación y el espíritu de servicio a los demás. Todavía no son conscientes de la magnitud de lo que han experimentado en un día más de radiopatrulla.

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