El CAB Linares es un club familiar. Prácticamente todos se conocen, directivos, padres, entrenadores y jugadores. Existe un ambiente de camaradería que hace de su modelo de cantera una excepción dentro del deporte, cada vez menos colectivo y más centrado en las individualidades.
A la cabeza del proyecto se sitúa Ángel Eusebio Castillo, quien conoce a la perfección una casa en la que ha sido entrenador del primer equipo y actualmente es director deportivo. Como tal, ejerce de guardián de la esencia de un conjunto cuya metodología se diferencia del resto por su capacidad para recoger y analizar una enorme cantidad de datos que luego aplican en lo que llaman sus cinco pilares básicos: entrenamiento, competición, educación, evaluación y selección. Un aspecto clave para entender la implantación territorial del club y su capacidad para sacar y extraer talento de su entorno.
Así, a pesar de que el fútbol siga siendo la disciplina preferida por muchos niños en la ciudad, el CAB Linares mantiene su estructura, aunque «cueste cada vez más», reconoce el propio Ángel Eusebio Castillo. Este sábado fue su puesta de largo en el Pabellón Andalucía, donde presentó a sus 14 equipos y más de 150 jugadores, desde los más peques hasta los mayores.
Más que buscar un tipo de jugador o promover un tipo de juego, lo que prima, en palabras de Ángel Eusebio Castillo, es «asegurar la línea de sucesión». Es decir, garantizar que los que vienen de abajo van a reforzar todas las posiciones de la pista en un futuro.
“Nuestro fin no es otro que competir con nuestros chicos y chicas en el primer equipo. La vocación del club está muy arraigada y no es otra que la de promover el desarrollo de baloncestistas», sostiene Castillo, un gestor de grupos con más de 40 años en los banquillos.
El club se enfrenta estos días a las fases finales de los campeonatos provinciales con aspiraciones a representar a Linares en los torneos autonómicos de clubes, donde es todo un referente.