María Auxiliadora del Olmo Ruiz (Linares, 1966) cumple este lunes, 17 de junio, su primer año como alcaldesa (Partido Popular). Doce meses que han pasado volando sin que la ciudad haya experimentado avances notables en materia económica y de profundización en políticas urbanísticas, de vivienda, de empleo, sociales o de conservación del propio municipio.
Han sido, a tenor de los hechos, de puro trámite para intervenciones que datan de tiempo atrás y que verán la luz a lo largo de las próximos tres años, como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), la remodelación del Estadio de Linarejos o la reactivación del Parque Empresarial Santana. El resto de iniciativas son propias de la gestión municipal de cualquier Ayuntamiento, con sus luces y con sus sombras, o heredadas de mandatos anteriores.
El problema es que Auxi del Olmo, a pesar de ser la primera regidora de la historia de Linares, no es una recién llegada. Esta es su tercera Corporación. Llegó en 2015 y de 2019 a 2022 formó parte del Gobierno de Ciudadanos y Partido Popular hasta que se materializó la moción de censura, pasando a la oposición. Es decir, por experiencia, conoce perfectamente el funcionamiento de la Administración local.
Además, tiene a su lado a Raúl Caro-Accino y Enrique Mendoza, que también integraron ese Gobierno de coalición, el primero como alcalde (de Ciudadanos) y el segundo como concejal de peso. A ellos se suma José Luis Roldán, con un largo bagaje en la actividad municipal, tanto en la oposición como en tareas de responsabilidad; Mariola Aranda, que fue alcaldesa de la Estación Linares-Baeza durante ocho años, y Susana Ferrer que procede del mandato anterior, por lo que solo cinco de los doce ediles del PP son realmente novatos: Antonio Garrido de Toro, Mamen Muñoz, Rosario Jódar, Miguel Ángel Rentero y Antonio Luis Hervás.
Puestos en contexto, lo lógico es que todo hubiera ido rodado, pero no ha sido así. Aprobó fuera de plazo, con toda la oposición en contra y por los pelos los presupuestos municipales, aprovechando la incomparecencia de tres ediles del PSOE y tras gastarse un buen dinero en una empresa externa para que los hiciera. Ha rematado las obras del corredor del arroyo Periquito Melchor, una infraestructura que proviene de la época de Juan Fernández, las nuevas canalizaciones de la calle Baños o los trabajos de renovación del pavimento del Paseo de la Ermita, que comenzaron con seis meses de retraso.
Eso sí, Auxi del Olmo no ha dado una voz más alta que otra. Su talante, hasta ahora, es el de una mujer conciliadora que aboga por el diálogo y por el consenso, aunque ese perfil no cale entre la oposición, que suspenden su primer año al frente del Consistorio. Precisamente su socio natural a la derecha, Vox, ha sido especialmente duro con su Gobierno.
Los más críticos dicen que su estancia en la Alcaldía es lo más parecido a un «fotomatón», que su mando apenas se nota en el Ayuntamiento y que está subordinada a las órdenes que recibe de la dirección del partido y de su principal asesor, Raúl Caro-Accino, al que muchos consideran el «verdadero alcalde en la sombra».
Auxi del Olmo celebra su aniversario pendiente, de igual modo, del respaldo que reciba del resto de administraciones para revertir la situación de crisis permanente que vive el municipio, al que la despoblación comienza a pasar factura. De ahí, la relevancia del papel que deben jugar la Diputación, la Junta y el Gobierno central en su recuperación.
A pesar de contar con mayoría simple, Del Olmo tiene por delante tres años para cambiarle la cara a Linares y cumplir cada uno de los compromisos que recogen el programa electoral que la condujo al poder.
Nadie le puede negar sus ganas e ilusión por atender y resolver los problemas de la gente. Sin embargo, la percepción desde fuera es que su capacidad de acción es limitada, puesto que el mensaje más político suele desplazarse a otras voces, como Caro-Accino o Mendoza. Todo ello frente a una oposición que, salvo honrosas excepciones, tampoco ha estado a la altura de las expectativas y necesidades de Linares.