Tras declaración de intenciones del director deportivo, Cristian Sanz, sobre la situación del Linares en el conjunto del Grupo IV de Segunda Federación, la ilusión de la afición ha bajado más de un nivel. Pensar que el equipo está por debajo de otros seis o siete clubes de la categoría en presupuesto, deja un regla de tres sencilla: su objetivo es «estar lo más arriba posible», pero sin que nadie se lleve a engaños si este curso la posición del club azulillo en la tabla es intermedia.
El responsable de la contratación de los jugadores se curó en salud, por si las cosas no salen del todo bien en una categoría que nada tiene que ver con la Primera Federación y en la que el Linares, en principio, por historia y masa social, debería ser uno de los gallitos del grupo. No es así.
Dicho lo cual, necesita ganar este mediodía al Atlético Antoniano en el Municipal de Linarejos. No solo por obligación, sino para despejar dudas después del desastroso encuentro en La Unión, en la que el colectivo de Juan Antonio Milla dio una pobra imagen, sobre todo en la primera mitad en la que estuvo a merced de su rival.
Lo lógico es que el joven entrenador granadino introduzca cambios en el once para buscar esa reacción ante el conjunto de Lebrija con sólo un punto en su casillero, ocupando la decimoquinta plaza, en puestos de descenso. La escuadra sevillana cayó en el estreno liguero a domicilio ante la Balompédica Linense, por la mínima (1-0); y cosechó un empate a cero en casa el pasado fin de semana ante el CF Villanovense.
El equipo lebrijano, dirigido por Diego Galiano, consiguió la permanencia el pasado curso después de un año de mucho trabajo. Para esta campaña se ha reforzado y cuenta en sus filas con futbolistas como el portero de origen marteño Diego Barrios, que ha llegado procedente del Vélez CF y que pasó por las filas del Real Jaén en la temporada 2020-2021.
