Falleció en Linares

La ciudad conserva la costumbre de avisar de las defunciones de sus vecinos en un tablón de anuncios ubicado en la Corredera de San Marcos

Por:Javier Esturillo
Viandantes revisan las esquelas de los fallecidos en la Corredera de San Marcos. Foto: Javier Esturillo

¿Lo conocías? ¿Era demasiado joven? ¿Trabajó conmigo en la fábrica? ¿Era familiar de un amigo? Son algunas de las preguntas que se pueden escuchar cualquier mañana del año en la Corredera de San Marcos, a la altura de la entrada a la Biblioteca Municipal (antiguo edificio del Banco de España).

Allí, imperdurable, colocado en la fachada, hay un tablón de anuncios en el que se avisa del fallecimiento de una persona donde se indica la fecha, el lugar y la hora del sepelio, así como la enumeración de familiares que comunican la luctuosa noticia.

Forma parte del paisaje urbano de la ciudad desde tiempos que pocos recuerdan. «Antes las esquelas se colocaban un poco más abajo, en las 8 Puertas, y en otras calles de Linares», corrige a El Nuevo Observador un viandante mayor que se ha detenido frente a las necrológicas. «No conozco a nadie», replica mientras enfila de nuevo la calle con dirección al Paseo de Linarejos.

Es una seña de identidad de Linares, donde la tradición está sumamente arraigada, a pesar de los avances tecnológicos, de las redes sociales y de los medios tradicionales, como los periódicos impresos. El objetivo es que los habitantes conozcan de inmediato el fallecimiento de un vecino.

Además, las necrológicas se suman al proceso de duelo y permiten que la comunidad exprese sus condolencias y muestre su apoyo a la familia y amigos del difunto.

La clave reside en el tamaño de la ciudad: ni muy grande, donde la gente no se conoce, ni demasiado pequeña como para que el boca a boca sea suficiente. La función del aviso funerario es meramente informativa. En Linares se cumple a la perfección.

Una esquela tipo contiene como elementos el nombre del difunto -en ocasiones su apodo o el nombre de su cónyuge en caso de viudedad-, la fecha del fallecimiento, datos del entierro y la lista de familiares que comunican y recuerdan al difunto. Otra veces acompaña alguna simbología u oración y también hay quien desea colocar la foto.

La costumbre de la esquela también se practica en otros puntos de la provincia y de Andalucía, aunque, por lo general, son sitios pequeños y no tan común en ciudades de la población de Linares, que mantiene esta singularidad en pleno centro, más allá del toque de campanas por un difunto.

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