La sensación de que esta semana se acaba una época en el Linares ya se respiraba en el primer entrenamiento de la semana. Rodri cuelga este sábado (12:30 horas) las botas tras una carrera extraordinaria de diez temporadas y 300 partidos oficiales como futbolista del Linares. Es el último gran héroe de la afición azulilla. Ya no queda nadie de los tiempos en los que el club representaba un sentimiento de pertenencia.
El club minero ha ido perdiendo poco a poco la esencia hasta convertirse en una institución abandonada a su suerte, con serios problemas económicos y deportivos. El de Andújar se marcha, sin embargo, con la tranquilidad de haberlo dado todo. Más no se le puede pedir.
El problema es que se despide en medio de un ambiente enrarecido y crispado, con la hinchada desmotivada por los malos resultados y con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos para no acabar el año en puestos de descenso. Sus compañeros tratarán por todos los medios de que su adiós no sea un paño de lágrimas.
Juan Antonio Milla, que lleva semanas en la cuerda floja y al que la grada ha dado definitivamente la espalda, alineará al mejor once posible para derrotar a un Xerez CD, un equipo que ha ido de menos a más y al que no será un rival nada fácil de batir.
Los azulinos llegan a Linarejos con un alta importantísima e inesperada. El extremo Iago Díaz ha recortado los plazos de recuperación de su rotura muscular y ha entrado en una convocatoria en la que están todos los jugadores, hasta los lesionados que ya se sabe que no podrán jugar, Álex del Río, Charaff y Adri Valiente casi con toda seguridad.