La principal labor de un concejal en la oposición es fiscalizar la gestión del Gobierno municipal, proponer alternativas y defender los intereses de sus votantes. Esto incluye participar activamente en los órganos colegiados del Ayuntamiento, como comisiones y plenos, donde se toman decisiones importantes.
Josefa Pérez Jiménez abandonó hace un año las filas socialistas por «motivos ideológicos y personales», y se comprometió a seguir trabajando por su tierra. Ella «cree en Linares y en sus posibilidades» y, además, «está convencida de que, entre todos, tenemos que construir un futuro mejor dentro de una ciudad más social, justa, habitable, respetuosa, que es la ciudad que merecen los linarenses».
Sin embargo, ese compromiso tan férreo que mostraba en el comunicado enviado a los medios, antes de ocupar el sillón de los no adscritos, se ha ido desvaneciendo con el paso del tiempo. Este martes se cumple el ecuador del mandato y la actividad de Josefa Pérez en la Corporación es prácticamente inédita.
Al PP le ha venido de maravilla su pelea con el PSOE, puesto que ha contado con su abstención en asuntos de vital relevancia para la ciudad, entre ellos el presupuesto de 2025. De un manera u otra, se ha convertido en el «concejal número 13» de los populares, que ya no necesitan a Vox para nada.
Desde el pasado mes de marzo, no se le ha visto por el Ayuntamiento. Al parecer se encuentra en Baleares trabajando. Este periódico trató de confirmar este extremo con la edil sin recibir respuesta alguna.
Eso sí, antes de marcharse temporalmente de la ciudad por motivos laborales, percibió las cantidades que le correspondían por asistencia a plenos y comisiones, a pesar de no presentar iniciativa alguna, ni plantear ruegos o preguntas al Gobierno de Del Olmo en las dos únicas sesiones plenarias en las que ha participado en lo que llevamos de 2025.
A pesar del silencio público, la mayoría de los concejales de la oposición han expresado, en los pasillos del Palacio Consistorial, su descontento por la ausencia continuada de Josefa Pérez. «Es una falta de respeto al resto de miembros de la Corporación que sí trabajamos por Linares y principalmente a la ciudadanía. Es una servidora pública que no está a la altura de lo que exige esa condición», denuncia a este periódico un edil.
Los datos disponibles, a través de las vídeo actas de los plenos, dejan en muy mal lugar a Pérez, con numerosas incomparecencias, que coinciden con la temporada hotelera media-alta, es decir desde primavera y hasta que acaba el verano.
Esta inasistencia altera por completo la salud democrática de una administración pública, aunque sea más que justificada. Supone el abandono de las funciones por las que fue elegida. Una obligación que se salta a la torera. Se ha transformado en una mera oyente, porque su actividad municipal, al menos sobre el papel, es escasa o nula.
