Sábado, 20:00 horas. Juan abre su WhatsApp y escribe: «Necesito un pollo para esta noche, ¿puedes?». Menos de dos minutos después, la persona al otro lado responde: «Sí, tardaré 35 minutos. Nos vemos en el lugar de siempre». Esta conversación figurada entre un consumidor y un camello ambulante, es frecuente los fines de semana, cuando el tardeo da paso a la noche.
El negocio de la venta de droga a domicilio, denominado ‘telepollo’ o ‘telecoca’, depende del sitio, siempre está en el punto de mira del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de la Policía Nacional de Linares, pero no todos los días se detiene a un sospechoso, de unos 40 años, con 740 gramos de cocaína, cuyo valor en el mercado ilícito hubiera alcanzado los 100.000 euros. Además, la unidad especializada se intervenido cerca de 7.000 euros en metálico, munición de arma corta y tres vehículos de gama alta. El arrestado ya está en prisión sin fianza.
Se trata, por lo tanto, de un golpe al narcotráfico en el que los clientes suelen contactar con sus proveedores mediante aplicaciones de mensajería instantánea y se desplazan en coches distintos para vender bajo pedido. El éxito de esta nueva operación del Grupo de Estupefacientes radica en la paciencias y meses de investigación. En este caso, los funcionarios llevaban desde mayo detrás del arrestado.
Durante el transcurso de la operación ‘Karma’, los agentes identificaron al sospechoso con un coche de gama media-alta en «numerosos desplazamientos» por diferentes lugares de la ciudad. También lo observaron en «breves contactos con clientes» y después volvía a casa, sin que se le conociera actividad laboral.
Servicio a domicilio
El método empleado, puntualiza el Cuerpo en un comunicado, se conoce como ‘telepollo’ y consiste en satisfacer los pedidos de clientes que pagan por droga.
Los agentes detectaron la cochera que empleaba el detenido, el lugar donde supuestamente preparaba las dosis que luego vendía a domicilio.
Durante el registro de la Policía, se incautaran también dos básculas de precisión, dos kilos de sustancia de corte, varias hojas manuscritas con anotaciones y un teléfono móvil.
La Policía también encontró una prensa hidráulica, utilizada para prensar y empaquetar las sustancias. La droga estaba oculta junto a una báscula en un habitáculo preparado, cuyo mecanismo de apertura era por presión y estaba tras una baldosa en el zócalo de la leñera y la cocina.