Un cementerio que vuelve a la vida

'El jardín de los recuerdos' resulta un rotundo éxito y permite a los linarenses conocer el valor patrimonial del camposanto de San José

Por:Javier Esturillo
1 noviembre 2025
Visitantes se adentran en el cementerio de San José en la iniciativa 'El jardín de los recuerdos'. Foto: Javier Esturillo

No muy lejos del cementerio municipal de San José, un nutrido grupo de jóvenes camina por la Avenida del Ajedrez disfrutados de brujas, zombis, esqueletos y hasta algún que otro payaso diabólico. No tienen más de 16 años y para ellos la noche del 31 de octubre es la de Halloween. Han crecido con esta tradición anglosajona, amplificada por los centros comerciales y las redes sociales.

Quizá para esta chavalería, el Día de Todos los Santos no represente nada. Es más, puede que desconozcan de dónde procede y por qué se celebra. Y ahondando en el asunto, puede que no sepan que Linares posee un camposanto de un valor patrimonial incalculable, donde descansan los restos de ilustres de la ciudad y están enterrados hombres y mujeres que defendieron la libertad y la democracia.

La iniciativa ‘El jardín de los recuerdos’, promovida por el área de Salud y Consumo, con el apoyo del Conservatorio Superior de Música Andrés Segovia y la empresa mixta Cementerio Parque, ha dado la oportunidad de mostrar este bien de la ciudad desde otra perspectiva.

Tal ha sido su éxito, que la demanda se desbordó con más de 300 solicitudes. Sin embargo, solo 170 personas pudieron acceder a la visita guiada celebrada este viernes bajo un cielo estrellado y una temperatura más propia de la primavera que de la época en la que nos encontramos.

Desde las siete y media de la tarde, había gente esperando a las puertas de una necrópolis construida en 1892 y en cuyo interior se encierran auténticas joyas de la arquitectura fúnebre de los dos últimos siglos.

De golpe, el cementerio de San José descubrió que podía competir en tirón con el ‘truco o trato’ y las fiestas organizadas en torno a la ‘noche más terrorífica del año’. «Estamos súper contentos de la respuesta de los ciudadanos. Ha sido maravilloso ver el interés que ha despertado la actividad», decía un exultante concejal de Salud y Consumo, Antonio Luis Hervás, a la conclusión del primer pase, programado para las siete de la tarde.

Cuatrocientas velas artificiales indicaban el recorrido, mientras la guía iba explicando detalles sorprendentes sobre los inicios de los enterramientos en la ciudad, que datan de la antigua ciudad íbero romana de Cástulo, y de las estructuras que allí se encuentran, como la remozada capilla, tumbas, mausoleos, panteones, algunos de ellos de familias muy reconocidas, con parientes santificados, como Pedro Poveda.  

El paseo ilustrado por esta pequeña ciudad de los muertos no hubiera sido igual sin la música de alumnos y profesores del conservatorio que interpretaron piezas maravillosas de compositores clásico o de bandas sonoras tan reconocibles como ‘La Misión’, del inolvidable  Ennio Morricone.

Uno de los momentos más emotivos de la visita se produjo en el patio de San Diego, donde se erige el monumento a las víctimas de la Guerra Civil y de los primeros años del franquismo. Se calcula que hubo sesenta y seis muertos por aquellos hechos. El silencio, solo atemperado por el sonido de un clarinete y un fagot, se hizo en ese rincón del recinto.

Con enorme respeto, los visitantes continuaron avanzando bajo la luz de la luna hasta el final del itinerario por un lugar de existencias también desconocidas con nombre y apellido que pueden contar el paso de los siglos, las costumbres locales, la evolución de la condición humana o los cambios tecnológicos. O, por qué no, tan solo emocionar, como sucedió este viernes.

Patrimonio único

Mejorar la relación con el patrimonio es uno de los objetivos de esta iniciativa de visita nocturna, guiada y musicalizada en el camposanto, que no hubiera sido posible sin estrecha relación del área de Salud y Consumo, el Conservatorio de Música, bajo la coordinación de Esteban Ocaña y Antonio López, y la empresa Cementerio Parque, con su gerente a la cabeza, José Manuel Rodríguez. Sin olvidar al equipo de historiadores de la localidad.

 «Este cementerio es un museo al aire libre y han de seguir formando parte de nuestra ciudad como un activo importantísimo del patrimonio, la cultural y la tradición local», aseguró la alcaldesa, Auxi del Olmo, antes de empezar el recorrido, en el que estuvo acompañada por el concejal de Urbanismo, Antonio Garrido, y el promotor de la idea Antonio Luis Hervás.

Todos los entrevistados para este reportaje coinciden en que este tipo de iniciativas deben seguir en el tiempo, que no se pueden perder, porque, en cierta forma, mantienen el antiguo cementerio vivo. «No solo es un espacio de lágrimas y escalofríos, también cuenta otras historias: del arte, de Linares, o de miles de vidas que fueron, y ahora yacen bajo su tierra», resalta a este periódico Juan, uno de los participantes en ‘El jardín de los recuerdos’.

Así es la imagen melancólica y real de un cementerio único, de sus huéspedes eternos, que necesita que se les rememore y visite. Ya lo enseñaba la película ‘Coco’: lo que no se recuerde desaparece.

Fotos: Javier Esturillo y Ayuntamiento de Linares
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