Dos días después de que El Corte Inglés anunciara su marcha de Linares, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se presentó en el Ayuntamiento en un momento de alta tensión y crispación por la durísima situación económica y social en la que estaba sumida la ciudad.
Aquella visita, que tenía como excusa inaugurar el Palacio Consistorial tras su reforma, vino acompañada de un Plan de Reactivación Inmediata para el municipio dotado con varios millones de euros y una batería de medidas para frenar el colapso de Linares. Entre las iniciativas que puso encima de la mesa estaba la cesión de los activos de Santana y la puesta en valor del parque empresarial.
El presidente autonómico consiguió calmar los ánimos de una ciudadanía «indignada» con las instituciones por el sistemático abandono que sufría la localidad, sobre todo durante la etapa de Susana Díaz (PSOE) al frente del Ejecutivo regional.
Su presencia, en medio de un ruido ensordecedor en la calle, abrió un periodo de distensión que no se vio alterado ni siquiera con la ‘expulsión’ de Cilu del Gobierno municipal. Juanma Moreno supo jugar sus cartas para reforzar la empatía de la Junta hacia los linarenses.
No le resultó difícil habida cuenta de que su predecesora en el cargo no hizo ni ademán de corresponder a las súplicas de una ciudad aquejada de una grave depresión desde el cierre de la antigua factoría automovilística, de titularidad pública. Ni siquiera las dos multitudinarias manifestaciones convocadas por Todos a una por Linares ablandaron el corazón de la entonces presidente andaluza, enfrentada al alcalde, Juan Fernández.
Juanma Moreno vuelve a maniobrar. Este miércoles su equipo filtró de manera inteligente a los medios su segunda visita a la ciudad en apenas un año. No vendrá solo. Estará arropado por todo su Gobierno para demostrar ante los vecinos que la recuperación de Linares importa, y mucho, a su Gabinete. Incluso, es más que seguro que el líder de los populares andaluces deslice nuevos proyectos en clave local.
A diferencia de su anterior desplazamiento, Moreno tendrá el viento a favor. Los gritos de desaprobación se transformarán en aplausos, mensajes de apoyo y proclamas en contra de la moción de censura. Y es que esta visita encierra un trasfondo político de calado, y no es otro que desactivar cualquier intento de derrocar al bipartito del poder municipal.
Escenificará su respaldo a la gestión de Raúl Caro-Accino para minimizar el impacto del giro socialista. Todo ello con las elecciones autonómicas en la lontananza. Sin duda, un golpe maestro de sus asesores en plena tormenta política.
Foto: Ayuntamiento de Linares