Estamos ante una situación en nuestra ciudad mucho más propia del medievo. Linares, cual doncella casadera, se encuentra disputada por dos caballeros de brillante armadura, que pugnan por conseguir su mano.
El primer caballero, que empuña una espada con crespón rojo, es el rival que ha iniciado la batalla por conseguir el beneplácito de la doncella. Este rival, a pesar de haber conseguido una renovación total de su partido, tras pasar por dos procesos internos que han abierto en canal al partido con más años de la ciudad, no es bien visto por la ciudadanía.
El primero de los motivos, es sin duda porque la memoria del ciudadano, que a veces juega malas pasadas, retiene las actuaciones de su predecesor en el cargo, no el directo si no el anterior; hecho que carece de toda lógica, porque como digo, es una persona totalmente distinta, que vino a renovar un partido y que casi lo ha conseguido, quedando a nivel orgánico del mismo con carácter residual, algún que otro antiguo “varón” que se perpetua en el tiempo.
El segundo de los motivos, habla de su mal llamada mediocridad o carencia de formación. Y digo mal llamada, porque durante su trayectoria como concejal del Consistorio, no ha dejado de demostrar su carácter proactivo, llegando a ser el peso más pesado del Grupo Municipal Socialista durante los últimos tres años, hecho que ha sido bien acogido por sus compañeros de militancia, hasta llegar a elegirlo como secretario general; con una gran carrera vital y laboral.
El segundo caballero de brillante armadura, en cuyo escudo de armas predomina el naranja, ha sido durante estos últimos tres años el novio oficial de la doncella. En 2019, pese a que otro partido ganó las elecciones, por medio de un pacto -legítimo- con otros partidos, aunque cuanto menos indecoroso, empieza a formalizar su relación con nuestra querida ciudad.
He de reconocer, que, en sus primeros meses de mandato, incluso llegó a convencer a la que suscribe, llegando a pensar que la unión de todas las fuerzas políticas, podría hacer resurgir a nuestra denostada Linares, volviéndola a colocar en el mapa de la provincia.
Con el pasar de los meses, con el pasar de los años, he podido comprobar de primera mano, que aquello que pensé inicialmente era solo un espejismo, creado por las dulcificadas palabras de un político más, que al final están vacías de contenido, pero lo más importante no se encuentran aparejadas a una actividad real.
Con el pasar de los años, insisto, hemos podido comprobar que los anuncios de llegadas de empresas a nuestro Linares de la mano de nuestro caballero no han sido reales, encontrándonos a fecha actual con más paro que cuando comenzó su andadura. Se han mantenido continuamente unas expectativas para nuestra ciudad, que tristemente ha sido disipadas como el humo.
Así las cosas, el caballero de crespón rojo, avalado por su militancia y acompañado de otros dos partidos, ante el devenir de todo lo establecido, inician un mecanismo legitimo a fin de poder rondar ya de cerca a la doncella.
Huelga decir, que a la que suscribe no deja de sorprenderle que al otro caballero no le haya sentado bien dicho movimiento, primero por no saber respetar las reglas del juego democrático y segundo porque el mismo accedió al consistorio mediante otro mecanismo democrático cono el el pacto de los tres alcaldes.
Actualmente y, tras las actuaciones torticeras de quien no acepta ser vencido en la batalla por la doncella, Linares se encuentra a la espera de la intervención de un tercero imparcial que resuelva la encarnizada batalla, para poder ser cortejada de lleno.
De toda la historia medieval, tenemos que sacar en definitiva una sola conclusión, “Linares sigue siendo tan buena que es capaz de generar batallas por tenerla”.