Redacción

Editorial | La manufactura de la crispación

Una de las características de nuestra democracia es el afán de algunos partidos por vetar a otras fuerzas políticas. Este fin de semana hemos visto una de las variedades de esta crispación pública, lanzada para generar ese ruido que tanto parecemos desear todos. Ha sido a cuenta del anuncio de la implantación de la empresa de defensa de los hermanos Escribano en el Parque Empresarial Santana, más en concreto en la antigua nave de CAF.

La información de su llegada a Linares salió de labios de la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, en un acto de precampaña para liderar el PSOE de Andalucía. Y, en cierto modo, es lógico que sea un máximo cargo del Ejecutivo central el que proclame esta importante noticia para Linares, tan necesitada de ellas.

EM&E, siglas de Escribano Mechanical & Engineering, viene a fabricar vehículos militares en Santana a través del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex), que impulsa el Ministerio de Defensa en la capital jiennense, pero del que se verán beneficiados otros territorios de la provincia, en este caso Linares. Sin esta fuerte inversión del Gobierno, es poco probable que Escribano se hubiera fijado en la ciudad minera.

El Ayuntamiento de Linares, como propietario de los activos de Santana, es el encargado de facilitar su instalación en el recinto de la extinta automovilística, por lo que también es lógico que mantenga contactos con los directivos de EM&E, como lo hace con otras compañías, entre ellas la china Desay, que presentó a bombo y platillo con la consejera Carolina España.

Lo que le ha molestado al equipo de Gobierno presidido por Auxi del Olmo es que, en esta ocasión, se le han adelantado y no ha podido apuntarse el tanto. Es el juego de la política, que suele practicar el Partido Popular cuando le interesa llevarse las ascuas a su sardina.

Lo que vino después de que saltara a la noticia de Escribano, roza el bochorno, el esperpento y lamentablemente deja en un mal lugar a los políticos de Linares del PP y del PSOE, con ataques directos en redes sociales en el que camparon a sus anchas las descalificaciones.

Lo más rentable o provechoso ahora no es fabricar acuerdos, sino división, los enfrentamientos que arrinconan o silencian la moderación y los consensos. Ya no hay temas salvo de la bronca. La polarización se ha convertido en algo habitual de la vida cotidiana. La pugna partidista está llegando a cotas nunca antes vistas, con medias verdades, desinformación y la utilización de medios institucionales como propaganda.

La crispación es recurrente en Linares, donde funciona más vencer que convencer. Una nueva actuación es necesaria: la que parta de asumir que nunca nadie tiene toda la razón. El problema es el bajísimo nivel de la clase política linarense y determinados actores que están más por el poder y el dinero que por el bien común. Tanto monta monta tanto.

Linares necesita en estos momentos servidores públicos, dirigentes con altura de miras, que piensen en el ciudadano y se olviden de las siglas. Por desgracia, en la actual Corporación Municipal abunda poco la gente con sentido común y colectivo.