El Brujo hechiza Baños con un humor inteligente para tiempos difíciles

El actor cordobés cuelga el cartel de 'no ha billetes' en la apertura de 'Atardeceres de Burgalimar' con un espectáculo lleno de improvisación y de risas en clave autobiográfica

Por:Javier Esturillo
'El Brujo' durante su actuación en Baños de la Encina. Foto: Alfonso Donaire

La cuarta edición de ‘Atardeceres de Burgalimar’ levantó el telón de la mano de uno de los grandes de las escena española. Rafael Álvarez ‘El Brujo’ se enfrentó al público de Baños de la Encina a porta gayola, sin libreto, música, escenografía o cualquier otro elemento que pudiera distraer la mirada del espectador. Él frente a las más 250 personas que abarrotaban el patio de butacas de la fortaleza bañusca.

Un mano a mano en el que venció el dramaturgo cordobés con ‘Cómico’, una oda a la risa basada en la improvisación. La puesta en escena estaba totalmente al servicio del actor y de sus recuerdos, desde su infancia en Torredonjimeno, donde sus padres regentaban una pensión, hasta sus andanzas más inverosímiles en las tablas de los teatros.

El Brujo generó una conexión brutal con el público en una atmósfera propicia como el castillo de Baños. Fue una experiencia única, mágica, de las que valen la pena vivir y degustar al desnudo. El de Lucena va de lo más alto a lo más chocarrero, de lo inmemorial a lo actualísimo, de lo divino a lo humano, de los clásicos al día a día hasta conformar una atmosfera increíble.

Sacó el lado más jocoso de cada uno, hizo reír y disfrutar para que nos tomemos la vida con un poco más de humor. El Brujo reivindicó el género de la comedia, donde cabe tanto el ingenio como la «tontuna», en un país propenso al enfado y a la solemnidad que a la carcajada, máxime en los tiempos que corren.

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