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El Linares entra en una nueva era

El club deja de estar en manos de los socios para convertirse en Sociedad Anónima Deportiva después de completar el proceso

Por:Javier Esturillo
Imagen de recurso de la afición del Linares. Foto: Antonio del Arco

El Linares ya no estará en manos de sus socios. Uno de los pilares en los que se sustentó su refundación en 2009 desaparece. El club deja de ser de su afición para transformarse en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) con el único propósito, según el presidente, Jesús Medina, de garantizar su viabilidad económica.

Una vez completado el proceso, que no ha estado exento de polémica, la entidad será regida por un consejo de administración, como cualquier empresa, en el que los accionistas serán los encargados de conducir su futuro. En concreto, el paquete mayoritario está en manos de tres firmas de Córdoba y una de Madrid, con una aportación de cien mil euros cada una, y que llegan avaladas por Jesús Medina.

Pop Hellanes, del linarense Miguel Hoyo Nájera, queda como accionista con más títulos, con el 18,6 por ciento y una aportación al capital social de 137.000 euros, pero sin la suma suficiente para dirigir el club.

Una vez inscrito en el Registro Mercantil de Jaén, se abre un periodo para la convocatoria de la junta general de accionistas para la constitución del consejo de administración.

¿Qué supone para el Linares ser Sociedad Anónima Deportiva?

La conversión en SAD significa romper con el modelo de gestión que ha acompañado al Linares desde su fundación en la década de los 40 del siglo pasado, si bien permitirá una inyección de capital que servirá para sanear las cuentas del club, que arrastra un importante déficit con Jesús Medina como presidente. Dicho de otro modo, lo que habrá realmente es un intercambio de deuda por capital.  

Así, conviene recordar que los mayores propietarios de los clubes bajo este tipo de sociedad son inversores. En este sentido, los socios no toman ningún tipo de decisión sobre la entidad deportiva, ya que todo queda en manos de los accionistas (empresas, individuos o entidades) a través de la representación de un consejo de administración.

Una SAD también pone fin a la falta de transparencia en sueldos y traspasos y permite conocer el presupuesto de la entidad. Tiene mayor margen de crecimiento, mayor profesionalidad y, si se trabaja bien, se multiplican las posibilidades de que el club esté mejor posicionado.

Como pasa en la vida, en una SAD no todo son ventajas, sino que también puede tener sus inconvenientes. Existe la posibilidad de pérdida de sentimiento de pertenencia dado que todos los accionistas no tienen por qué ser personas que amen el club, sino que pueden haber individuos que sólo busquen su propio beneficio económico.

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