Una mujer camina a paso ligero por el barrio de El Cerro de Linares. «Tengo prisa, no me puedo parar», advierte. Lleva bolsas en la mano. Ella vive en el entorno del descampado donde confluyen las calles Jaula, Martinete y Alberto Lagarde Abellán, donde esta madrugada se han producido dos tiroteos en un margen de poco más de una y media: a las 00:40 y a las 02:15, según los avisos registrados por el servicio de Emergencias 112 Andalucía. La mujer dice que escuchó «un montón de tiros seguidos» y se encerró en su casa.
Según informaciones que ha podido recabar El Nuevo Observador en el lugar de los hechos, los balazos, que impactaron en fachadas viviendas, tuvieron una antesala la noche anterior con otro tiroteo, aunque de menor intensidad, como de advertencia. Al parecer, se trata de dos clanes rivales, sin que se sepa, de momento, los motivos de este enfrentamiento a tiro limpio.

El lugar ha sido tomado por distintos departamentos de la Comisaría de la Policía Nacional de Linares, desde la Científica hasta Judicial, pasando por el Grupo de Estupefacientes. Tratan de averiguar las causas y cuántos disparos se produjeron. Los agentes han peinado toda la zona en busca de casquillos para saber, de la misma forma, el tipo de arma empleada, si no se descartan que se hayan empleado fusiles de asalto.
Los vecinos escucharon decenas de detonaciones. Algunos impactos alcanzaron fachadas de varios inmuebles. No se produjeron heridos de bala o, al menos, el 1-1-2 no tiene constancia de ello. Los disparos se escucharon desde diferentes puntos de la ciudad, como el barrio de San José, la calle Aurea Galindo e incluso la Avenida de Andalucía.
La zona ha quedado tomada por la Policía Nacional durante toda la mañana. Los funcionarios han preguntado a testigos y vecinos sobre lo ocurrido. Sin embargo, allí impera la ley del silencio.
El Cerro es uno de los puntos más conflictivos de la ciudad. Desde hace años, está considerado uno de los “supermercados” de la droga en la provincia. Distintos clanes han manejado este negocio. La Policía golpea el barrio con frecuencia, sobre el que pesa la sombra de la marginalidad, la criminalización y el abandono total.