Linares ha amanecido con el corazón sobrecogido por la muerte de un niño de 23 meses tras permanecer varias horas en un turismo en la calle Pintor El Greco ‘olvidado’ por su padre de acogida. Su fallecimiento ha llenado de dolor a todo el vecindario, ciudadanos, instituciones y partidos políticos que, a través de las redes sociales, han mostrado su pesar por el trágico suceso que ha roto la vida de dos familias, la que ofreció un hogar temporal al pequeño y la biológica. Un doble drama del que costará muchísimo recuperarse.
Es la cuarta muerte de un menor en la ciudad en poco más de un año, aunque, en este caso, a diferencia de los anteriores, el Ayuntamiento no ha decretado ningún día de luto oficial. Este periódico ha tratado de conocer las razones de esta decisión sin que, hasta el momento, haya recibido respuesta. Si ha sabido, por el contrario, de otras fuentes, que se ha previsto guardar un minuto de silencio en el pleno ordinario este jueves en la Estación de Madrid.
El municipio está conmocionado. «Aún no me lo creo. Es increíble que estas cosas pasen. Siento una tristeza enorme», dice Manuel a El Nuevo Observador antes de acceder a una cafetería en el que no se habla de otra cosa.

Hasta ahora se sabe que el tutor legal del bebé está en libertad después de prestar declaración en la Comisaría de la Policía Nacional. Su abogada rechaza que lo ocurrido pueda calificarse como homicidio imprudente puesto que en este caso «no se da esa actitud temeraria o descuidada» y su defendido «estaba en la total y absoluta creencia de que había dejado al niño en la guardería», señala en declaraciones a Europa Press.
«Desde mi punto de vista legal entiendo que ni siquiera podemos hablar de despiste, entiendo que no existe homicidio, no se da el tipo penal dentro de ningún tipo de lo que es el delito de homicidio», insiste la abogada Rocío Garrido. En su opinión, el suceso puede deberse a «algo médico-legal», por lo que su defendido, de 68 años, tendrá que someterse a diversas pruebas médicas para arrojar luz a ese «lapsus temporal» que él asegura haber tenido desde el convencimiento de que «él, como todas las mañanas, había dejado al niño, de 23 meses, en la guardería».
Familia de acogida
El padre de acogida fue detenido este mismo martes como presunto autor de un delito de homicidio imprudente y puesto en libertad sobre las 21.00 horas, tal y como ha señalado la letrada, que ha añadido que la madre de acogida también declaró en calidad de testigo en la Comisaría.
El atestado policial será remitido al juzgado y será la autoridad judicial la que lo cite a declarar en los próximos días. Este hombre, junto con su mujer, son familia de acogida desde 2017. Desde esa fecha han acogido a 13 menores. «Son una familia ejemplar», dice la abogada y los vecinos que los conocen y con los que ha dialogado este periódico. «Tanto él como ella son dos bellísimas personas», subrayan.
La reconstrucción de los hechos llevada a cabo este miércoles ha durado apenas unos 15 minutos, tiempo en el que dos agentes de la Policía Nacional han ido en coche hasta la guardería y han regresado a la calle donde el investigado aparcó el vehículo con el menor en su interior.
El padre de acogida es un docente jubilado del Centro de Educación Permanente Paulo Freire y la madre es titulada en Trabajo Social. Ambos son muy conocidos en la ciudad por participar en numerosas acciones solidarias para la comunidad.

Los hechos
Todo se desencadenó cuando la madre de acogida fue a recoger al crío a la guardería se encontró con una situación sobrecogedora: el menor no había acudido al centro. Tras volver al domicilio, pudo comprobar que el menor seguía en el interior del vehículo.
Tras entrar en estado de shock, ambos padres de acogida llamaron a los servicios de emergencia. A pesar de estar aparcado en una calle muy transitada, el coche tenía los cristales tintados, un detalle que hizo que nadie se percatara de que el menor estaba en su interior.
En la calle Pintor el Greco se vivieron escenas dramáticas con los agentes de un coche partulla practicando a contrarreloj la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) al chiquillo, a la espera de la llegada de una ambulancia. Como no respondía fue trasladado en ambulancia al Hospital San Agustín, donde los facultativos solo pudieron certificar el deceso.
La autopsia deberá esclarecer si el pequeño murió deshidratado, por una lipotimia o por un golpe de calor, debido a que este martes se registraron en la ciudad temperaturas de hasta 35 grados. El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Jaén precisará la causa exacta del fallecimiento.
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