La Feria San Agustín marca el pulso del verano en Linares. Su cierre representa para muchos el final de las vacaciones y el principio de la rutina. Para otros, el momento de dejar atrás a amigos y familiares para volver a otro lugar ajeno. En definitiva, uno de los periodos más especiales del año.
La edición de 2022 se despidió con el tradicional castillo de fuego artificiales que, como todo en la vida, gustó a unos y decepcionó a otros. La feria va por barrios y San Agustín no es una excepción. Pero más allá de las polémicas, lo cierto es que es han sido las fiestas del reencuentro después de dos años de durísimas restricciones debido a la pandemia.
Por fin, se pudo saborear con normalidad y recuperando viejas tradiciones como la portada en la entrada del Paseo de Linarejos que tanto dio que hablar. El recinto ferial no recibía a tanta gente dispuesta a disfrutar, generando un ambiente y un clima realmente bueno, tónica que se ha repetido en cada jornada en los seis días festivos.
Grupos de niños, jóvenes, familias o mayores han vivido la Feria a su manera, pero con un denominador común: pasarlo en grande en cada una de las iniciativas de ocio que se han llevado a cabo. Este San Agustín también pasará a la historia por la conmemoración del 75 aniversario de la muerte de Manuel Rodríguez ‘Manolete’ y el sentido pregón de Carlos Buendía desde balcón del Ayuntamiento, algo que no ocurría desde hace muchos años.
No han faltado las sevillanas, los brindis y los abrazos de reencuentro entre linarenses y visitantes en el marco de una Feria más o menos tranquila, con llenos hasta la bandera durante el fin de semana y menos ajetreo de lunes a jueves. El balance general es positivo, porque, al fin y al cabo, la Feria San Agustín es de todos y para todos.
