José Luis Caravantes Almazán lleva más de una década esperando que la empresa para la que trabajó como mecánico de motocicletas le abone el finiquito. En concreto, desde octubre de 2011, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) falló a su favor después de revocar la sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número 3 de Jaén que, en primera instancia, daba la razón a sus jefes.
Pese al tiempo transcurrido, este linarense de 54 años no se da por vencido. Tanto es así que el próximo lunes se plantará en la calle donde está el negocio para protestar de manera pacífica por lo que considera una «injusticia» y un «atropello» a sus derechos como trabajador.
Pancarta en mano reclamará a sus deudores que le paguen la cantidad estipulada por el TSJA para zanjar de una vez por todas este pleito.
Todo comenzó a mediados de 2010. La crisis del ladrillo había golpeado con fuerza a todo el país, pero, en especial, a Linares, cuyo motor económico, Santana, dada sus últimas bocanadas de vida. La recesión perjudicó a todos los sectores, incluido el taller de reparación de motos en el que estaba empleado José Luis Caravantes.
Las nóminas sin cobrar empezaron a acumularse, hasta que después de varios meses sin ver ni un céntimo de su salario, el afectado decidió abandonar la empresa y denunciar lo sucedido ante el Juzgado de lo Social que, en un primer momento, rechazó su demanda.
Sin embargo, no contento con ello llevó su caso al TSJA que dejó sin efecto esa sentencia para emitir otra favorable al trabajador en la que obligaba a los propietarios del negocio (Linares Motos) a pagar la deuda que mantenían con él.
Durante todos estos años, José Luis Caravantes ha reclamado, a través de su abogado, de manera periódica la citada indemnización sin demasiada suerte.
Sus antiguos jefes reconocen los hechos, pero declinan realizar declaración alguna al respecto. Es más reconocen que la situación del taller es crítica, por lo que no descartan cerrarlo en próximas fechas.
El demandante, cuya vida laboral está vinculada al oficio de mecánico en su mayor parte, cobre una pensión de poco más de 500 euros por invalidad y, además, cuida a su padre enfermo de cáncer. «Solo quiero que me paguen lo que es mío», reitera en declaraciones a este periódico.
El próximo lunes trasladará esta queja a la calle tras solicitar los pertinentes permisos en la Oficina de Atención al Ciudadano del Ayuntamiento de Linares.