Juan Antonio Fernández Gutiérrez colgó hace un par de semanas su uniforme de trabajo, para disfrutar de la merecida jubilación, después casi 30 años en el Parque de Bomberos de Linares. Toda una vida al servicio de los linarenses que sus compañeros de profesión quisieron que quedara grabada para la posteridad con un emotivo homenaje.
«Humilde, profesional, discreto, amable, educado, cordial, honesto y buena persona». Con esas preciosas palabras describen a un bombero de los que dejan huella. Por eso, las sirenas sonaron con fuerza en el parque. No era un aviso de emergencia, aunque el nudo en la garganta de algunos recordó a los momentos más intensos del servicio.
A su alrededor, todos los camiones salieron al patio, como es tradición, mientras que sus compañeros le recibían en formación entre aplausos. Al fondo le esperaba su familia, entre los que se encontraba su hermano Juan Fernández, exalcalde de la ciudad y con el que se fundió en un abrazo, al igual que hizo con su madre, su esposa, hija y amigos.
También recibió, como es lógico, el cariño de los funcionarios con los que ha compartido guardias, alegrías, tristezas y sinsabores de una profesión especialmente dura, pero indispensable para la ciudadanía.
Porque no solo están para apagar incendios, sino también para rescatar a personas atrapadas en accidentes de tráfico, para evitar suicidios y para ayudar al anciano que ha quedado encerrado en su vivienda. Son los denominados héroes sin capa que se juegan la vida por la gente, los animales y todo aquello que se les ponga por delante.
Ese momento tan sentido de su despedida fue inmortalizado en un vídeo que cuenta con más de 35.000 visualizaciones en el perfil de Facebook de Bomberos Linares. Asimismo, será homenajeado por la alcaldesa, Auxi del Olmo, el concejal responsable del área, Michel Rentero, el jefe del parque, Jesús Padilla, y compañeros, tal y como se ha hecho en estos dos últimos años con todo aquel bombero que se ha jubilado.
Juan Antonio, que entró en el Cuerpo bajo el mandato de Juan Bautista Lillo Gallego, se marcha con el deber cumplido y dejando un legado visible, por su vocación de servidor público.
Me alegro por él, yo estuve 46 años en el Comercio de Linares al servicio de toda la población y de los pueblos que nos visitaban, y cuando me jubile nadie me hizo una fiesta, ni salí en el NUEVO OBSERVADOR, me gusta que a las personas que trabajan para la ciudad tengan su reconocimiento. FELICIDADES. te deseo una larga vida.
Estos si son los servidores públicos de verdad, al servicio de todos como policías, médicos y otros profesionales de emergencias. Ni punto de comparación con los de ventanilla, «no se hacen fotocopias» y desayunos de dos horas…Feliz descanso al bombero!