Quedan muy pocas horas para que 2023 se despida definitivamente y dé paso a un nuevo año. Para el Linares, se cierra de la peor manera posible: en puestos de descenso, en plena transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva y con la afición enrrabietada tanto en lo deportivo como lo institucional.
La temporada en curso está siendo una auténtica pesadilla después de un inicio de 2023 de lo más ilusionante, con el cuadro azulillo a dos puntos de los puestos de play off y la hinchada disfrutando de las diabluras de Fermín, hoy en día. una de las revelaciones de la Primera División.
Un empate en la última jornada en casa frente al San Fernando privó a los linarenses se meterse por tercer año seguido en las eliminatorias por el ascenso. Fue el fin de un ciclo que tuvo a Alberto González como máximo protagonista.
El técnico de Tolox llevó al cuadro minero a cotas impensables, pero renunció a su continuidad para experimentar nuevas experiencias con el Betis Deportivo en Segunda Federación. La junta directiva no solo fue incapaz de retener a Alberto González, sino que, además, se marchó la mayor parte de la plantilla. Una circunstancia que ya había ocurrido con anterioridad.
Por extrañas razones, los futbolistas no se siente atraídos por el Linares, más allá del aspecto económico, puesto que en épocas no muy pasadas, primaban la pertenencia al club antes que el dinero. Casos en la historia del Linares hay por decenas. Sin ir más lejos, durante la etapa de Torres en el banquillo.
Con todo, el club iniciaba en verano una nueva reestructuración del plantel. Después de darle calabazas varios entrenadores al presidente, Jesús Medina, se optó por un técnico desconocido y que procedía de la Tercera Federación, Óscar Fernández.
El equipo se armó a base de cesiones y de jugadores de categorías inferiores o de Primera Federación, pero sin minutos en sus clubes de origen. Tras un arranque esperanzador -aunque ficticio-, con el paso de las jornadas se fueron rompiendo las costuras hasta que la realidad dejó en evidencia que la plantilla no estaba hecha para competir en una división tan competitiva y profesional.
La crisis de resultados llevó a la dirigencia a prescindir de Óscar Fernández y optar de nuevo por un preparador de Tercera Federación sin experiencia en la categoría, ante la negativa de otros técnicos de hacerse cargo del plantel.
El bagaje de David Campaña hasta el momento no puede ser más negativo con tres derrotas en Liga y la eliminación de Copa a manos del Elche. Sin embargo, es la pésima sensación que transmite el colectivo lo que más preocupa, como se pudo comprobar en el Álvarez Claro, donde el Melilla -colista del grupo- le sacó los colores.
Quedan 20 jornadas por delante y solo los más optimistas creen en la permanencia. Las matemáticas dicen que el Linares debe ganar de nueve a once partidos para sumar los puntos suficientes que le permitan continuar un curso más en Primera Federación. Para ello, necesita reforzarse muy bien en el mercado de invierno, teniendo en cuenta las estrecheces económicas de la entidad. Lo cierto es que con 13 puntos solo en su casillero mucho tienen que cambiar las cosas para que el club no acabe con sus huesos en Segunda Federación.
